lunes, 11 de agosto de 2008

Comunión Querétaro N°546 3/Agosto/2008 Celebró 25 Años de vida sacerdotal

Sr. Cura Pbro. Alfonso Trejo Mendoza

En compañía de nuestro Sr. Obispo Don Mario De Gasperín, y de otros sesenta sacerdotes, el señor Cura Pbro. Alfonso Trejo Mendoza, el viernes 25 de julio, celebró 25 Años de vida sacerdotal, la celebraciones llevó a cabo en la Parroquia de la Divina Pastora –San Francisquito-, el 25 de julio de 1983 sus manos fueron ungidas por el Excmo. Sr. D. Alfonso Toriz Cobián. El interior del Templo parroquial contaba con casi 900 fieles que agradecieron a Dios la consagración del P. Alfonso en la vida sacerdotal.
En la homilía nuestro señor Obispo agradeció el Don del sacerdocio en favor del padre Alfonso; afirmo recordando a Su Santidad Juan Pablo II de feliz memoria, que el sacerdocio es un «Don y un Misterio», don porque nadie lo merece, misterio porque nunca lo podremos comprende «como es posible que a un hombre mortal y pecador, Cristo le comunique los tesoros de la redención: el perdón de los pecados y la Eucaristía. «Un tesoro llevado en vasijas quebradizas y débiles».
Recordando a los Apóstoles Santiago, Juan y San Pablo hablo de lo que significa «Beber el Cáliz» que la predicación del Evangelio en medio de problemas, pero predicar el Evangelio es ser luz salvadora, es iluminar con la luz del Evangelio, recibir la luz es ser una nueva criatura, es participar de la Gloria del Señor.
Dijo además, justificando tan grande misterio, que «es así para que se vea que esta fuerza extraordinaria procede de Dios y no de nosotros» Y añadió: «La fuerza de los sacerdotes, la fuerza de la Iglesia es la Palabra de Dios (el Evangelio de Jesucristo);» prosiguió diciendo: «Dios coloco el tesoro del Evangelio en una vasijas de Barro que es la persona del sacerdote; es una fuerza extraordinaria capaz de dar la gloria del cielo; fuerza extraordinaria que proviene de Dios». Termino diciendo «Los sacerdotes somos instrumentos en la predicación del Evangelio, por eso sufrimos toda clase de pruebas, pero no nos angustiamos, nos abrumas las preocupaciones pero no nos desesperamos, nos vemos perseguidos pero no desamparados, derivados a veces pero no vencidos, llevamos por todas partes en nuestro cuento la muerte la Cristo, para que en él se manifieste la vida de Cristo, para que en nuestra comunidades se manifieste en nuestra comunidades; el Misterio Pascual de Cristo lo tenemos que llevar en nuestro cuerpo, la vida de Jesús también se tiene que manifestar en nuestra vida mortal, esa es la vida del sacerdote, de los ministros de Jesucristo, debemos llevar en nuestro cuerpo los sufrimientos de Jesucristo, para que la vida de Cristo un día florezca en nosotros; morir para que en nuestra comunidades se manifieste la vida de Cristo» La vida de sacerdote es un entregar la vida, pera recibir la vida que nos da Jesucristo»