miércoles, 20 de agosto de 2008

Querétaro N°548 17/Agosto/2008 Celebra nuestro señor Obispo 25 años de Ordenación Episcopal

Ante cerca de 30 mil fieles, más de 250 Sacerdotes, 32 Obispos y Arzobispos, nuestro señor Obispo Don Mario De Gasperín Gasperín, el viernes 8 de agosto, en el Estadio Corregidora celebró los 25 años de ordenación episcopal, contando también con la presencia del señor Nuncio Apostólico, Mons. Christophe Pierre.
El Estadio abrió sus puertas a las dos de la tarde. Una hora mas tarde la mitad del estadio ya estaba ocupada, a fuera del estadio se iban estacionando los camiones, sobre todo venidos de la Sierra Gorda. Los fieles se fueron animando con los cantos, por parte del grupo Tovah 5, se les dio la bienvenida, se presentaron las Parroquias por decanato. A las 4:15 de la tarde se recibió con gran veneración la Imagen de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, la cual dio una vuelta completa en la cancha a todo el estadio. En el exterior iban llegando los señores Arzobispos y Obispos. Fieles de las 105 parroquias de nuestra Diócesis de Querétaro se fueron acomodando en las tribunas del estadio, los integrantes de unos 40 movimientos laicales, familiares de nuestro señor Obispo, miembros de la Diócesis de Tuxpan, de la Diócesis de Xalapa, sacerdotes, invitados especiales, funcionarios, empresarios y personalidades públicas, como el Secretario de Gobierno del Estado, Alfredo Botello Montes, el Alcalde de Querétaro y el Secretario del municipio, Manuel González Valle y Jorge Luis Alarcón Neve, respectivamente. Igualmente, el Alcalde de San Juan del Río, Jorge Rivadeneyra, ocuparon sus lugares en la cancha del estadio.
El lugar que se preparó para la celebración y que sirvió de presbiterio lucio majestuoso, todo en orden y bien organizado. Doscientas voces formaron un coro con los alumnos y maestros del Conservatorio J. Guadalupe Velásquez y las religiosas Catequistas de María Santísima, que entonaron los cantos de la Eucaristía
En punto de las 5:00 de la tarde inicio la Solemne Concelebración Eucarística. Antes de iniciar la celebración, el señor Nuncio Apostólico, Mons. Christophe Pierre, leyó un mensaje del papa Benedicto XVI escrito en su lugar de descanso, Castel Gandolfo, días previos a esta celebración, en este mensaje reconoció el trabajo del nuestro señor Obispo en favor de nuestra Diócesis y de la Iglesia católica de México.
El señor Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Rogelio Cabrera López, (originario de la Diócesis de Querétaro) predicó la homilía según el texto del Evangelio de san Juan: «Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad».
Al término de la Celebración Eucarística Don Mario de Gasperín agradeció al señor Nuncio Apostólico su presencia y el mensaje papal, porque «su presencia fortalece nuestra comunión con el sucesor de Pedro, nos confirma en la fe y nos asegura no haber corrido en vano». Lo mismo agradeció a todos los que lo acompañaron a celebrar estos 25 años.
Se preparo un homenaje al señor Obispo, se le cantaron las mañanitas, la canción amigo, todo animado por el Pbro. Juan Marcos Granados se le entrego un ramillete espiritual y de parte de todos los sacerdotes un anillo episcopal con ópalos de la tierra queretana, no faltaron los fuegos pirotécnicos. Después del estadio se le ofreció a nuestro señor Obispo una cena en el Seminario Conciliar.

Comunión Querétaro N°548 17/Agosto/2008 Homilia de Mons. Don Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas


Homilía de Mons. Don Rogelio Cabrera López,
Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chis, en el Jubileo Episcopal del 8° Obispo de la Diócesis de Querétaro Sr Don Mario De Gasperín Gasperín

Estimado Don Mario De Gasperín:
Con alegría y esperanza nos reunimos esta tarde para entonar junto a Usted un himno de acción de gracias y de alabanza al dios que nos ama tanto y nos ha llamado a ser parte de su familia, la Iglesia y que además nos ha invitado a Usted y a muchos de nosotros a ejercer en ella el ministerio sacerdotal.
Le agradezco me haya invitado a servir en la mesa de la palabra de Dios en esta Eucaristía. Me siento muy contento de acompañarlo, siempre agradecido con Usted por haberme permitido ser su colaborador durante algunos años en esta Diócesis. Muchas gracias.
Hace diecinueve años en este mismo estadio le recibimos como el octavo Obispo de Querétaro. Este lugar es testigo de la fe de este pueblo y del cariño filial a su pastor.
1. El ministerio episcopal es un don de Dios.
Hermanas y hermanos, es un regalo grande de Dios ser parte de sus elegidos, ser discípulos suyos, ser parte de los que pueden cantar el cántico del Cordero, de los que están llamados a vivir sin tacha, de los que viven en el mundo sin ser del mundo y que le pertenecen de modo exclusivo a Aquel que es la Verdad y la Vida y que nos conquistó para Dios con el Misterio de su muerte y Resurrección.
¿Cómo no cantar un cántico nuevo en honor del Señor? ¿Cuál es ese canto que le agrada?
- Es el canto del testimonio y la fidelidad al Cordero, que inmolado por nosotros viene a nuestro encuentro para guardarnos del mal, estando nosotros en el mundo.
- Es el canto de alabanza de nuestra vida que proclama que Jesucristo es el Señor, es la Verdad que nos salva, es la Vida que vence sobre el mal y la muerte que dominan este mundo.
- Es el canto oneroso de los que derraman su sangre y gastan la existencia en el servicio a la grey que el Señor les confía.
- Es un himno de gloria de los que Dios Padre consagra como amigos de su Hijo.
2. La misión del Obispo.
En la proclamación del evangelio de hoy escuchamos la súplica ferviente de Jesús a su Padre a favor de sus discípulos: «Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo!». Los Apóstoles han de ser consagrados del mismo modo como Jesús se ha consagrado a través de su muerte. Cristo se santifica a sí mismo en la entrega de su propia vida por el mundo. De la misma manera que él ha sido ungido por el Espíritu, los discípulos son también consagrados con el óleo de la verdad.
Hoy agradecemos al Señor que consagró a nuestro hermano Mario y le ungió hace veinticinco años con el óleo de la Verdad, el óleo del Espíritu. La misión recibida brotó de esta unción que lo ha capacitado para llevar acabo en el mundo la tarea de ser testigo de la verdad, de poder amarla y de expresarla en el servicio. Toda la misión de la Iglesia brota y se despliega de este acto amoroso del Padre que por su misericordia nos une a Él, nos da la vida y nos permite dar mucho fruto.
Hay una relación inseparable entre consagración, misión y verdad. Se vive por y para la verdad. Esta verdad que es Dios y que se ha manifestado en la persona de Cristo, es la razón de todo ministerio. El discípulo misionero es seguidor de quien es el camino, la verdad y la vida y debe anunciar al mundo este hecho de salvación.
La verdad es la realidad de Dios en Jesús, el amor sin condiciones, conocido por experiencia de vida y anunciado por la palabra. La palabra es la verdad, es el mensaje de amor y de la vida. Afirma el Papa Benedicto: «Sólo la verdad unifica y su prueba es el amor». «Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano… De aquí la importancia única e insustituible de Cristo para nosotros, para la humanidad. Si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable; no hay camino y, al no haber camino, no hay vida ni verdad» (Discurso inaugural en Aparecida, 3).
Usted, Don Mario, comprende de modo existencial estas palabras. Sabe que su misión no ha sido fácil, que hablar la verdad trae un costo grande de incomprensión. Que hay que defenderla incluso en los tribunales. En nuestro país se exige el derecho a la verdad pero no se quiere vivir conforma a la verdad. Se olvida que la verdad es indivisible porque no se pueden aceptar segmentos o partes de ella a conveniencia y dejar a un lado lo que nos obliga o no nos gusta. Usted ha enseñado a sus fieles que la verdad trae consigo obligaciones, que tiene una dimensión moral y ética que no se puede omitir ni negociar Una sociedad que sacrifica la verdad del bien destruye y asesina. Nos decía el papa Juan Pablo II en la exhortación Pastores gregis: «La labor del Obispo se ha de caracterizar, pues, por la parresía, que es fruto de la acción del Espíritu (cf. Hch 4,31). De este modo, saliendo de sí mismo para anunciar a Jesucristo, el Obispo asume con confianza y valentía su misión, factus pontifex, convertido realmente en «puente» tendido a todo ser humano,». (66).
Merece la pena tener en cuenta algunas precisiones fundamentales que san Pablo hace, para todo Apóstol y discípulo de Cristo: hemos sido misericordiosamente investidos de este ministerio; / no desfallecemos; / no hemos procedido con astucia, ni falseado la Palabra de Dios: / no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor. Es esta realidad exactamente la que traduce nuestra misión de pastores del rebaño de Cristo.
La misión del Obispo sólo se comprende a la luz de la misión de Cristo. Él mismo nos dice: «Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo» (Jn. 17,18). La misión del discípulo es la misma que la de su maestro: consagrado por el Espíritu afrontará las mismas consecuencias de proclamar la verdad: la persecución por parte del mundo que es enemigo de Dios. La muerte de Cristo hace posible la consagración de los discípulos, pues ella les hará descubrir cuál es el límite del amor y les hará capaces de recorrer el mismo camino. El vía crucis de Jesús será el mismo de los apóstoles.
El apóstol se presenta sin poder humano ni riquezas, sólo con la gracia y el poder del amor de Dios que brilla en el rostro de Cristo, para dar a conocer el resplandor de la gloria de Dios, que se manifiesta en Él (cf. 2 Cor. 4,6). Afirma el Papa Juan Pablo II: « Así resulta claro que todas las actividades del Obispo deben orientarse a proclamar el Evangelio, « que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree» (rm. 1,16). Su cometido esencial es ayudar al pueblo de Dios a que corresponda a la Revelación con la obediencia de la fe (Cf. Rm 1,5) y abrace íntegramente la enseñanza de Cristo. Podría decirse que, en el Obispo, misión y vida se unen de tal manera que no se puede pensar en ellas como si fueran dos cosas distintas: Nosotros, Obispos, somos nuestra propia misión. Si no la realizáramos, no seríamos nosotros mismos. Con el testimonio de la propia fe nuestra vida se convierte en signo visible de la presencia de Cristo en nuestras comunidades». (PG 31).
El Señor nos recuerda que la misión es trascendente:»Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo». Don Mario De Gasperín, Usted comenta estas palabras en su séptima carta pastoral: «Somos un pueblo visible pero que persigue bienes invisibles: un pueblo terreno pero con destino celestial; un pueblo constituido por hombres marcado por la fuerza del pecado, pero sostenidos y
vivificados por la gracia santificadora de Dios que nos hace vencedores en la lucha contra el mal; en una palabra, estamos en el mundo pero no somos del mundo, porque nuestro origen y nuestro destino miran y se asientan en la eternidad.». (1).
Hermanos sacerdotes, en esta misión Su Obispo no está sólo, él la realiza con Ustedes en perfecta armonía con todos los fieles.
3. El Obispo, escucha la verdad y es testigo de ella.
Nos dice el Apóstol San pablo: «Sólo predicamos la verdad… porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo, el Señor» (2 Cor 4,5). Es necesario subrayar que el contenido de nuestra predicación no puede ser otro que la persona de Cristo y su verdad: «En este servicio a la Verdad, el Obispo se sitúa ante la comunidad y es para ella, a la cual orienta su solicitud pastoral y por la cual eleva insistentemente sus plegarias a Dios». (PG29).
Usted señor Obispo, está convencido de que la Palabra de Dios es la roca de la vida para cada cristiano y para toda la Iglesia y sabe que «Los fieles necesitan la palabra de su Obispo; necesitan confirmar y purificar su fe» (PG29). Por esta razón no ha desmayado en este cometido. Como Obispo tiene el deber y6 del derecho de orientar a los fieles que se le han encomendado. Usted ha hecho el esfuerzo de darle al pueblo el alimento de la verdad a través de la pastoral bíblica y de un vasto magisterio en sus cartas pastorales.
Nosotros como obispos tenemos la misión de ser testigos de la Verdad. Frente a la situación de ambigüedad, mentiras, engaños, errores y desencantos que ofrece el mundo del que nos habla el Evangelio, estamos llamados a ofrecer la Verdad que salva, Cristo, Camino, Verdad y Vida. San Agustín comentaba con particular énfasis la necesidad de insertarse en este camino cuándo escribía: «Era necesario que él dijera: yo soy el camino, para demostrar que conociéndolo a Él conocerían el camino que creían no conocer; pero era también necesario que dijera: yo soy la verdad, para que una vez conocido el camino, no quedará sin conocer la meta. El camino conduce a la verdad, conduce a la vida…¿y a dónde vamos nosotros si no es a él?. ¿Y por cuál camino caminamos si no es por él? (in Johannis Evangelium, 69,2).
Por eso el Papa Benedicto XVI ha dicho categóricamente que sólo la verdad salvará al mundo.
4. El Obispo, ama y celebra la verdad.
Es necesario referirnos al papel que las celebraciones litúrgicas tienen para fortalecer el amor a la verdad. «En efecto, en este Sacramento el Señor se hace comida para el hombre hambriento de verdad y libertad. Puesto que solo la verdad no hace auténticamente libres (cf. Jn 8,36), Cristo se convierte para nosotros en alimento de la Verdad. En particular, Jesús nos enseña en el sacramento de la Eucaristía la verdad del amor, que es la esencia misma de Dios. Ésta es la veda evangélica que interesa a cada hombre y a todo el hombre. Por eso la Iglesia, cuyo centro vital es la Eucaristía, se compromete constantemente a anunciar a todos, «a tiempo y a destiempo» (2 Tim. 4,2) que Dios es amor. Precisamente porque Cristo se ha hecho por nosotros alimento de la Verdad, la Iglesia se dirige al hombre, invitándolo a acoger libremente el don de Dios». (Sacramentum Caritatis 2). La fiesta litúrgica de los sacramentos, de modo especial la Eucaristía son la manifestación o epifanía del misterio porque en ellas se acepta y se ama la verdad misma. En la Eucaristía de modo particular Cristo es verdad, en ella está la presencia real de Jesús que santifica a los hijos de Dios. La liturgia educa para amar y sentir la verdad, pues quien recibe a Cristo como alimento, hace suyo todo lo que es de Cristo.
5. El Obispo, diácono de la verdad.
Tenemos que servir a la Verdad que salva, Jesucristo el Señor, si no fuéramos fieles a esta misión nos haríamos extraños a nosotros mismos, habríamos perdido el sabor (cf. Mt 5,13) y sería inútil nuestra presencia en el mundo. Somos conscientes que la búsqueda de la verdad determina nuestra existencia personal y nos habilita para dialogar con el mundo tan necesitado de la verdad.
Es por eso que el Obispo es diácono – servidor de la Verdad, de la Palabra de Dios de la cual es portador. Nuestro ministerio (magisterio) no está por encima de la Palabra sino que somos sus servidores, nos corresponde como dice la Dei Verbum: «escucharla devotamente, custodiarla celosamente y explicarla fielmente (DV 19). Por encima de nuestros gustos y tendencias está el mostrar fielmente el rostro de Cristo Señor de la historia; ninguno de nosotros está autorizado para hablar en nombre propio o para transmitir sus propios criterios, palabras o intereses personales; más bien, nuestras palabras, enseñanzas y testimonio, son para mostrar el rostro de Cristo confesarlo y darlo a los demás.
Esta tarea del Obispo es sin duda la más complicada. Hay que anunciar la verdad y el bien en un mundo de intereses encontrados y de conflictos de derechos fundamentales conculcados: «Ante esta situaciones de injusticia, y muchas veces sumidos en ellas, que abren inevitablemente la puerta a conflictos y a la muerte, el Obispo es defensor de los derechos del hombre, creados a imagen y semejanza de Dios. Predica la doctrina moral de la Iglesia, defiende el derecho a la vida desde la concepción hasta su término natural; predica la doctrina social de la Iglesia, fundada en el Evangelio, y asume la defensa de los débiles, haciéndose la voz de quien no tiene voz para hacer valer su derecho». (PG 67).
El servicio a la verdad exige la entrega y trae consigo el sufrimiento. El Papa Benedicto XVI afirma: «la capacidad de sufrir por amor de la verdad es un criterio de humanidad. No obstante, esta capacidad de sufrir depende del tipo y de la grandeza de la esperanza que llevamos dentro y sobre la que nos basamos… Sufrir con el otro, por los otros; sufrir por amor de la verdad y de la justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona que ama realmente, son elementos fundamentales de humanidad, cuya perdida destruiría al hombre mismo». (Spe Salvi 39).
Usted afirma en su novena carta pastoral: «Es, por tanto, un derecho y un deber de los fieles católicos laicos, como de todo ciudadano razonable y responsable, defender los valores y las virtudes morales naturales como son la justicia, la verdad, la libertad, la honradez, la lealtad, la solidaridad, el respeto a la persona humana, la paz, etcétera; y esta participación no puede calificarse, por ningún motivo, de intromisión de la Iglesia en el ámbito de los gobierno, de los partidos políticos o de la educación».
Quiero concluir esta reflexión encomendado a Don Mario a la Santísima Virgen María en su imagen preciosa y milagrosa de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, Patrona de la Diócesis de Querétaro:
Invocamos sobre este hermano nuestro, Mario, la intercesión de la Virgen María, Madre de la Iglesia y Reina de los Apóstoles. Que Ella, que estuvo al pie de la cruz y alentó la oración del Colegio apostólico en el Cenáculo, le alcance la gracia de ser fiel a su misión y no frustrar jamás la entrega de amor que Cristo le ha confiado. Que María, como testigo de la verdadera vida brille ante esta Iglesia de Querétaro y ante su Obispo como señal de esperanza cierta y de consuelo. Amen.
+Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Tuxtla

Comunión Querétaro N°548 17/Agosto/2008 Bodas de Plata Episcopales

25 años de Entrega!!!


Al concluir la santa Misa D. Mario De Gasperín Gasperín agradeció a todos los que le han acompañado a celebrar estos 25 años:
«Hermanas y Hermanos:
La gloria de Dios es que el hombre viva" y nuestra Iglesia de Querétaro está viva por la gracia de Dios.
Quiero agradecer mediante estas breves palabras a todos los que me acompañaron a dar gracias a Dios por mis 25 años de ordenación episcopal.
Muchas gracias, Señor Nuncio Apostólico Dr. D. Christoph Pierre, por su presencia y por el Mensaje que, de parte del Santo Padre el Papa Benedicto XVI, me ha hecho llegar. Su presencia fortalece nuestra comunión con el Sucesor de Pedro, nos confirma en la fe y nos asegura "no haber corrido en vano". Esto es esencial en la Iglesia-Comunión. Las generosas palabras del Santo Padre las quiero entender como lo mucho que me falta por hacer. Las llevo en mi corazón.
Mi gratitud particular a los hermanos Arzobispos y Obispos, con quienes comparto la colegialidad apostólica. Dios les pague su afecto colegial, que me une a sus Iglesias particulares, especialmente a las de esta Provincia eclesiástica.
Gracias a los Hermanos Presbíteros y Religiosos de esta Diócesis de Querétaro por su comprensión y fraternidad; y a todos los que han venido de la Diócesis de Tuxpan y de la Arquidiócesis de Xalapa. Los sacerdotes son las manos sacramentales del Obispo. Todo lo realizamos en comunión. El Señor nos de una sola alma y un solo corazón.
Agradezco a los grupos apostólicos a los movimientos y todos ustedes, hermanos y hermanos que han venido de las diversas parroquias y comunidades de la Diócesis, su presencia en esta celebración. Estoy siempre en deuda con ustedes. Con paciencia, poco a poco les pagaré la visita, con la fuerza que Dios me de. Las autoridades civiles y su eficaz personal de apoyo se han unido a nosotros participando y facilitando esta celebración. A todos, mil gracias en el Señor.
Nuestra Señora de los Dolores de Soriano camina con nosotros। Ella hace más ligero nuestro caminar. La gloria de Dios es que el hombre viva y nuestra Iglesia diocesana vive para la gloria de Dios. Muchas gracias".



Mensaje de S.S. Benedicto XVI al Sr. Obispo D. Mario De Gasperín Gasperín
Con motivo de su XXV Aniversario de Ordenación Episcopal

Al Venerable Hermano
MARIO DE GASPERÍN GASPERÍN
Obispo de Querétaro

Con especial deferencia y afecto acompañamos a nuestros hermanos en el Episcopado que, por mandato divino, gobiernan a toda la Iglesia y «rigen las Iglesias Particulares a ellos encomendadas como representantes y enviados de Cristo» (Lumen Gentium, 27)।
Hoy, Venerable Hermano, nuestro pensamiento se dirige a ti, ya que el próximo día cuatro del mes de Agosto, día en que se celebra la memoria de San Juan María Vianney, presbítero, celebrarás tu jubileo de plata de ordenación episcopal.
Queremos hacer público nuestro reconocimiento considerando tu diligente desempeño pastoral, primero como sacerdote en la Arquidiócesis de Xalapa, después como Obispo de la Diócesis de Tuxpan y finalmente, durante estos últimos diecinueve años, como Obispo de la Diócesis de Querétaro.
Has manifestado espiritual solicitud hacia todos tus fieles, en particular con tus hermanos presbíteros y candidatos al sacerdocio. Has también proclamado las verdades salvíficas del Reino de Dios, utilizando los medios modernos de comunicación, y has interpretado rectamente la doctrina de la Iglesia y, a los afligidos, has brindado consuelo espiritual. Por medio de tu obra educativa y mediante varios y diversos escritos, has manifestado tu prudente preocupación por el verdadero progreso cristiano y civil de tu comunidad. Por tu acierto en la conducción de la vida pastoral y sacramental, como también en los asuntos de la vida cotidiana, tu celo apostólico se ha hecho patente en otras regiones.
Recibe, pues, Venerable Hermano, nuestros mejores votos que hoy hacemos, implorando a Dios, Dador de todos los bienes, para que, por intercesión de la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe, te conceda una celebración feliz de tu aniversario jubilar y siempre te auxilie con su continua protección.
Finalmente, te impartimos de corazón nuestra Bendición Apostólica, garantía de gracias celestiales, que hacemos extensiva a todos los Sacerdotes y a todos los fieles de la Diócesis de Querétaro.
Castel Gandolfo, a 23 de Julio de 2008, año cuarto de Nuestro Pontificado.
Benedicto XVI, Papa

Comunión Querétaro N°547 10/Agosto/2008 Pagina Principal



Toma posesión nuevo Arzobispo de Tulancingo


El Nuncio Apostólico de México, Mons. Christophe Pierre, dio posesión, el 31 de julio, como segundo arzobispo de Tulancingo, a Monseñor Domingo Díaz Martínez, (originario de la Diócesis de Querétaro), en una ceremonia solemne que se llevó a cabo en el estadio de fútbol Miguel Hidalgo, en Pachuca, con la asistencia de más de 15 mil feligreses católicos en su mayoría de los estados de Veracruz, Puebla, Querétaro e Hidalgo.
Mons. Díaz Martínez sustituye en la responsabilidad a Pedro Arandadíaz Muñoz, quien, durante 33 años, se mantuvo al frente, primero, de la Diócesis y, después, hace aproximadamente un año, como arzobispo.
A la celebración litúrgica, asistieron, sacerdotes de la Tulancingo, Tuxpan, y de la Diócesis de Querétaro, 22 obispos y arzobispos de todo el país, entre ellos nuestro señor Obispo D. Mario De Gasperín y el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Carlos Aguilar.
En la cancha del estadio, se acondicionó un templete para la celebración eucarística que inició el Nuncio Apostólico en México, Mons. Christopher Pierre. Mons. Arandadíaz Muñoz en su mensaje de bienvenida a todos los presentes se congratuló por la llegada de Mons. Domingo Díaz a la sede religiosa de la Provincia de Hidalgo, conformada, también, por las Diócesis de Huejutla y Tula; en su mensaje el señor Nuncio Apostólico reconoció el trabajo del Mons. Aranda-Díaz Muñoz de más de 3 décadas.
La homilía estuvo a cargo del Arzobispo Emérito de Jalapa, Mons. Sergio Obeso Rivera, al terminó de ella se llevó a cabo el Rito de toma posesión con la entrega y lectura y presentación de las letras apostólicas que describen el nombramiento hecho por el Papa Benedicto XVI, al monseñor Domingo Díaz Martínez, como el nuevo responsable de la sede Arzobispal de Tulancingo. Se continúo con la renovación del juramento de fidelidad episcopal, por parte de Mons. Díaz Martínez, y la entrega de la Sede y del Báculo. El rito de toma de posesión concluyo con la renovación de los compromisos sacerdotales, como signo y compromiso de caminar juntos sacerotes y Arzobispo en esta nueva etapa pastoral.
Después de un intenso calor, el azul del cielo fue opacado por nubes hasta que comenzó a llover, justo en el momento en el que monseñor Díaz Martínez hizo uso del micrófono para dirigir un mensaje final a toda la feligresía presente.
Al acto, asistieron, igualmente, el gobernador Miguel Osorio, acompañado de su mamá, María Luisa Chong de Osorio; de su hermana, María de Lourdes Osorio, y del alcalde de Pachuca, Omar Fayad, así como otros funcionarios.

Comunión Querétaro N°547 10/Agosto/2008 Pagina 2

Voz sacerdotal...

La alegría cristiana

A partir del domingo en el que conmemoramos la resurrección de Jesús, la comunidad de sus seguidores, repetimos a todas las horas una palabra: "aleluya, aleluya… alegría, alegría". Antes de que nadie se nos eche encima, recordándonos la realidad fuerte e injusta de nuestra sociedad, la realidad dura y calamitosa de millones y millones de personas amenazadas por el hambre y privadas de sus derechos más elementales, debemos hacer una aclaración.
Todo cristiano, en realidad toda persona, tiene una doble zona. La zona profunda, donde anidan los grandes interrogantes del hombre, esas preguntas que siempre están ahí sobre nuestro origen y nuestro destino final, sobre el sentido o sinsentido de la vida. Y la zona superficial, donde vivimos los acontecimientos diarios, donde nos llegan las noticias y los hechos de cada día.
Jesús vino a traernos su evangelio, es decir, su buena noticia. Por las buenas noticias siempre hay que alegrarse. Por eso, el anuncio de su nacimiento supuso "una alegría para todo el pueblo". No se cansó de hablarnos de los caminos que llevan a la felicidad, a ser dichosos, para que los viviésemos; y de los caminos que llevan a la muerte y al desasosiego, para que los rechazásemos. Después de entregar su vida en favor nuestro, Dios le resucitó, porque "el amor es más fuerte que la muerte", y nos aseguró que ese era también nuestro destino. Rompió para siempre el sinsentido y el absurdo de la vida humana. Tenemos fundamento para la esperanza y la alegría, nuestro futuro es la vida en plenitud y no el fracaso y el vacío.
El cristiano, después de lo vivido por Cristo Jesús, puede y debe disfrutar permanentemente de la alegría en su "zona profunda", su vida acaba bien, como la de Jesús. Alegría compatible con dolores de cabeza y de corazón, sinsabores, tristezas, fracasos, enfermedades… en su "zona superficial". Bien lo resumió San Pablo, dirigiéndose a los cristianos de Corinto: "Estoy rebosando de consuelo y sobreabundo de gozo (en la zona profunda), en medio de todas nuestras tribulaciones (en la zona superficial)".

Manuel Santos, OP


El arte y San Pablo...


San Pablo
Autor:El Greco
Fecha:1610-14
Museo:Colección Particular
Características:97 x 77 cm.
Material:Oleo sobre lienzo
Estilo:Manierismo
La figura de San Pablo se recorta sobre un fondo neutro, de la misma manera que se hacía en los retratos de la Escuela veneciana y que repetirá el mismo Doménikos - véase Antonio de Covarrubias -. Viste túnica azul y manto rojo, colores tradicionales entre las figuras divinas al simbolizar la eternidad y el martirio. En su mano derecha porta una espada, simbolizando su pasado como general romano; en la izquierda sujeta un papel con caracteres griegos. Como es habitual en estos santos aislados, El Greco centra su atención en el rostro del personaje, captando perfectamente su psicología. De esta manera transmite la espiritualidad que se le solicitaba por parte de sus clientes. El colorido empleado por el candiota es muy brillante, producto del contacto con el Manierismo. La fuerte luz que ilumina la figura provoca la eliminación del color en algunas zonas donde impacta con mayor fuerza, creando una sensación muy efectista. Los pesados ropajes, ampliamente plegados, impiden apreciar la anatomía de San Pablo, dando la impresión de mantener el influjo de Miguel Ángel a la hora de elegir figuras más bien amplias, adaptadas eso sí a la estilización característica que imprime a sus modelos El Greco.



Para reflexionar...

Iglesia y deporte

El pasado 8 de agosto darán inicio los XXIX Juegos Olímpicos que tendrán lugar en Beijing, capital de la República Popular de China. Se trata de un encuentro deportivo único en su género, pues reúne a todos los países del mundo; cada cuatro años, diversos deportistas del planeta, los más destacados, se congregan para competir en múltiples disciplinas deportivas, que se consideran universales.
Las Olimpiadas gozan de una gran tradición, y sin duda las ciudades sedes son el foco de atención para el mundo entero, pues se pueden conocer de ellas su cultura y sus tradiciones, aunque lo más relevante es el motivo que une al mundo: el deporte. Es justo, con esta ocasión, resaltar el gran valor del deporte para el cristiano, pues se dice que esta práctica está presente en todos los ámbitos, en todos los ambientes y en todos los niveles, ya que se considera un entretenimiento tanto para quien lo ve, como para quien lo realiza.
La Iglesia no sólo ha visto con buenos ojos el deporte, y más aún la celebración de las Olimpiadas; lo considera como «un instrumento valioso de educación cuando fomenta elevados ideales humanos y espirituales». Los Papas por más de cien años han hablado y alentado a los deportistas en grandes ocasiones, principalmente en las Olimpiadas y en el Mundial, a fin de reconocer esta práctica, promoverla y ubicarla en su justo valor.
El primer Papa que habló del deporte fue Su Santidad Pío X en el año 1905, posteriormente «el Papa alpinista» y enamorado del deporte Pío XI. Otro al que denominaban «el amigo de los deportistas», fue el Papa Pío XII a quien se le atribuye la construcción del primer gimnasio en el Vaticano. Los sucesores de Pedro no han perdido oportunidad para pronunciar diversos discursos en ocasiones especiales, inauguraciones de estadios o torneos, así como en las grandes fiestas deportivas. Luego le siguió el Papa Juan XXIII quien pronunció 9 discursos y el Papa Paulo VI quien pronunció 35 acerca del tema.
Quien destacó por su amor al deporte en los últimos años, fue el venerable Juan Pablo II quien pronunció 120 discursos durante su pontificado, precisamente porque en sus años de juventud destacó por sus dotes en el deporte principalmente en el esquí y la natación. Dentro de sus iniciativas, justo antes de las Olimpiadas de Atenas, decidió crear una Oficina del Deporte al interior del Pontificio Consejo para los Laicos, con la intención de sensibilizar a las Iglesias locales en la atención pastoral de los ambientes deportivos, proponer el estudio de temáticas específicas referidas al deporte, así como organizar y sostener iniciativas que ayudaran a suscitar testimonios de vida cristiana entre los deportistas.

Comunión Querétaro N°547 10/Agosto/2008 Actividades Sr. Obispo

Confirmaciones en la Fiesta Patronal de la Parroquia de Santa Ana
La tarde del 26 de julio con gran júbilo se celebró, como cada año, la fiesta patronal en la parroquia de Santa Ana del centro de la Ciudad Episcopal. Presidió la Eucaristía el Sr. Obispo Don Mario de Gasperín Gasperín, junto al Sr. Cura Pbro. José Morales Flores y al vicario Pbro. José Félix Domínguez Aguilar, quienes presentaron a 150 fieles bautizados para recibir de manos de su obispo, el sacramento de la Confirmación.
En la homilía el Pastor Diocesano les exhortó a buscar con prioridad la vida eterna, cumpliendo sus mandamientos y su voluntad:
«Cumplir su voluntad, sus mandamientos, eso es lo que nosotros tenemos que ofrecerle a Dios. Siempre que celebramos la Misa decimos, te ofrecemos la pasión de Jesucristo, voluntariamente aceptada. Si Jesucristo hubiera sufrido mucho, pero no lo hubiera aceptado por nosotros y no lo hubiera ofrecido voluntariamente a su Padre del Cielo no hubiera servido de nada. Por eso nosotros decimos en el Padrenuestro que hagamos su voluntad».
Después habló del sacramento de la Confirmación:
«El Espíritu Santo es el poder y la fuerza, la sabiduría de Dios, por eso este sacramento se llama Confirmación. El Sr. Obispo viene a darles el Espíritu Santo que es Dios, que es la fuerza, el poder y la sabiduría de Dios para que tengan esa fuerza en su corazón y puedan cumplir con la voluntad de Dios, puedan agradarlo y puedan salvarse».


Fiesta Patronal en la Parroquia de San Joaquín, Qro.
La Parroquia de San Joaquín celebró con gran alegría a su santo patrono con una Celebración Eucarística presidida por nuestro señor Obispo D. Mario De Gasperín Gasperín, el sábado 26 de julio.
El señor Cura Pbro. Francisco Montoya Ramos, acompañado del Pbro. Silverio Soto, Párroco de Nuestra Señora de los Dolores, Maconí, concelebraron con el Pastor Diocesano ante casi mil fieles.
Cuarenta niños, jóvenes y adultos recibieron el sacramento de la Confirmación y casi 30 niños y recibieron su Primera Comunión.
En la homilía nuestro señor Obispo habló así:
«La oración de la Misa dice: ‘Concédenos por su intercesión, conseguir la salvación eterna’, conseguir, alcanzar la salvación de nuestras almas, la salvación de nosotros cuando muramos. Allá donde están ellos (san Joaquín y santa Ana) a la casa del Padre... Estamos llamados a la vida eterna, a la vida feliz».
«Que el Sr. San Joaquín, Sra. Santa Ana, la Virgen Santísima, Sr. San José, todos ellos intercedan por cada una de las familias de ustedes y por toda esta grande familia que es esta Parroquia. Que Dios los bendiga a todos ustedes. Y tenemos presentes siempre a nuestros hermanos migrantes, que Dios los cuide por allá donde andan y que pronto se reintegren aquí a su comunidad, a su familia. Que así sea».


Fiesta Patronal en la Comunidad de Santa Anita, de la Parroquia de los Siete Dolores de María
Al medio día del domingo 27 de julio, cerca de 900 fieles de la comunidad de Santa Anita, perteneciente a la Parroquia de Los Siete Dolores de María, se reunieron en comunión con el Sr. Cura Pbro. Alejandro Ledesma Ramírez, para celebrar la fiesta patronal en memoria de Santa Ana, con la presencia del Sr. Obispo Don Mario De Gasperín Gasperín.
Durante la homilía Mons. De Gasperín agradeció así:
«Hermanas y hermanos: me da mucho gusto estar con ustedes, les agradezco también su oración por este aniversario que se acerca de mi Ordenación Episcopal, que Dios me dé fuerza para seguir sirviéndoles a ustedes, como ustedes se merecen en nombre de Jesucristo, que Él es el Buen Pastor, que Dios los bendiga a todos ustedes. Y con mucho gusto vamos a dar la Comunión a estos sus hijos, que sigan viniendo a Misa el domingo, que sigan comulgando».
Después, el Pastor Diocesano, acompañado por el párroco, dieron la Primera Comunión a 63 niños que catequistas, papás y padrinos prepararon para esta ocasión.