jueves, 3 de septiembre de 2009

Comuniòn Querètaro, 6 de Septiembre 2009 Nº 603

. El respeto a la Vida en nuestra Diócesis

La Comisión de Puntos Constitucionales del Congreso de Querétaro aprobó el lunes 24 de agosto la llamada ley antiaborto.
La comisión determinó que en Querétaro se reconozca, proteja y garantice el «derecho a la vida» desde la fecundación hasta la muerte, lo que no deroga las dos causales por la que se permite el aborto, estipuladas en el Código Penal del estado: por violación o en caso de que la gestación ponga en peligro la vida de la madre.
El dictamen presentado e l 24 de agosto por la Junta de Concertación Política (integrada por los coordinadores de las cinco fracciones parlamentarias) estipula: «El estado de Querétaro reconoce, protege y garantiza el derecho a la vida de todo ser humano desde el momento de la fecundación como un bien jurídico tutelado, y se le reputa como nacido para todos los efectos legales correspondientes, hasta la muerte. Esta disposición no deroga las excusas absolutorias ya contempladas en la legislación penal». Al cierre de esta edición el dictamen está ante el pleno para su aprobación.
Durante once días se presentaron 184 personas pertenecientes a diversas organizaciones sociales y académicas, quienes expusieron propuestas y argumentos a favor y en contra de la iniciativa, con lo cual se enriqueció el trabajo realizado por los miembros de la comisión legislativa.
  La iniciativa aprobada fue presentada en 2008 y replanteada el 13 de mayo pasado por el diputado panista Fernando Urbiola Ledesma, presidente de la Comisión de la Familia.
  En contraste, en febrero de 2009 el Congreso estatal rechazó una iniciativa de ley de la diputada María del Carmen Consolación González Loyola, del PRD, que instaría u obligaría al Ministerio Público a permitir que las mujeres víctimas de una violación sexual o de «inseminación artificial no consentida» accedan a la accedan a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE).E. La iniciativa fue desechada del dictamen que modifica el Código de Procedimientos Penales del estado.
El 9 de mayo de 2009 en el Estado de Guanajuato, fue aprobada una reforma al artículo 1 de la Constitución que invalida la realización de cualquier aborto al declara que «persona es todo ser humano desde su concepción hasta su muerte natural». «El estado le garantizará el pleno goce y ejercicio de todos sus derechos», señala una modificación aprobada por la LX Legislatura del Congreso Local.
Datos señalan que hasta el momento con Querétaro son 15 de los 32 estados del país los partidarios de defender con firmeza el derecho a la vida: Tal es el caso de Baja California, Campeche, Chihuahua, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nayarit, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sonora y Yucatán.
En el extremo contrario se situaría el Distrito Federal, que despenalizó el aborto en las primeras doce semanas de gestación desde abril de 2007. En dos años de aplicación de la normativa más de 29.212 mujeres se acogieron a la nueva ley para poder abortar. En México cada estado decide su propia línea de acción en relación con el aborto, que en la mayoría de los casos está permitido en situaciones extraordinarias como violaciones malformaciones del feto o riesgos para la vida de la madre.
El 24 de mayo de 2007, un mes después de que el Gobierno del DF hiciera pública la así conocida ley del aborto, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y la Procuraduría General de la República (PGR) presentaron, cada una por su parte, un recurso de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para anular las reformas que despenalizan el aborto. Tanto la CNDH como la PGR aseguraron que sus demandas se basaban sólo en posibles contradicciones legales y no respondían a factores religiosos, morales, políticos, económicos o sociales.
A la par, diversas organizaciones civiles a favor de la vida iniciaron movilizaciones en el país para hacer conciencia sobre las consecuencias que traería consigo esa ley. La presión fue tal que la SCJN decidió abrir una serie de audiencias públicas entre el 11 de abril y el 27 de junio de 2008, con participación de grupos tanto a favor como en contra del aborto.
Finalmente, el 28 de agosto de 2008, la SCJN emitió su resolución: es constitucional la norma de la ALDF que despenaliza el aborto en DF hasta la semana 12 de gestación. El fallo se logró con una votación de ocho magistrados a favor y tres en contra.
Sin embargo la aparente derrota se convirtió en un desafío para la vida. Luego de la votación en la SCJN, el ministro Sergio Aguirre, el encargado de elaborar el proyecto de sentencia que apuntaba hacia la inconstitucionalidad de la ley abortista, señaló que, con el fallo y el entorno que creó el llamado «debate de la vida», se inauguraba en México «una etapa de reflexión a nivel constitucional sobre la categoría que se debe otorgar al producto de la concepción».
De octubre a diciembre del mismo 2008, los congresos de Sonora y de Baja California hicieron modificaciones a sus respectivas constituciones locales para establecer el respeto a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, con lo que cerraban las puertas a quienes deseaban ampliar las causales de aborto y seguir el ejemplo de la ALDF.
Algunos afirman que defender con firmeza el Derecho a la vida, es Relegar derechos de las mujeres, la pregunta es: ¿Matar a un inocente vía ABORTO, es un derecho?
Datos tomados de Archivo «ComuniónQuerétaro» y «El Observador» No. 722 (10 de mayo de 2009)












. México, D.F., 19 de Agosto de 1009

«Anunciar la buena noticia no es para mí motivo de orgullo, sino una obligación a la que no puedo renunciar» (1ª. Cor. 9.16)

Circular 27/09

EMINENCIA/EXCELENCIA:

Por instrucciones de la Secretaría de Estado me apresuro a informarle que personas desconocidas están ofreciendo dinero fácil o solicitando ayudas económicas, particularmente vía internet, para recabar fondos de manera fraudulenta.

Los desconocidos delincuentes han utilizado el nombre del Emmo. Sr. Card. Grocholewski, Prefecto de la Congregación para la Educación Católica y de otras altas autoridades de la Iglesia para recolectar fondos de manera ilegal.

Se recomienda tener máximo cuidado y prudencia ante estos fraudes; más si en ello se hace referencia a nombre de Eclesiáticos.

Se nos sugiere advertir a las Comunidades Religiosas, Universidades e Institutos de Educación Católica de nuestras Diócesis.

Aprovecho la ocasión para presentarle las muestras de mi más alta estima.

+ José Leopoldo González González
Obispo Auxiliar de Guadalajara
Secretario General de la CEM











. Fábrica de Monstruos
. Homilía de nuestro señor Obispo en la solemnidad de Santa Rosa de Lima

1. La tierra prometida era la bendición con que Dios recompensaba al pueblo escogido la fidelidad a su alianza pactada en el Sinaí; porque Israel debía ser quien llevara la salvación a todos los pueblos de la tierra. La alianza, la voluntad salvadora de Dios, se expresaba en los diez Mandamientos, que valen para todo el mundo. Por eso Moisés dice al pueblo a la entrada en la tierra prometida: «Escucha Israel, los mandamientos y preceptos que te enseño, para que los pongas en práctica y puedas vivir y tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de tus padres, te va a dar». Los mandamientos son el camino de Dios para conseguir la bendición. El pueblo de Israel, al guardarlos, no sólo será feliz, sino que aparecerá ante el mundo como pueblo sabio y prudente: «Cuando tengan noticia de todos estos preceptos, los pueblos se dirán: En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente». La sabiduría que conduce a la felicidad consiste en guardar los mandamientos de Dios. 

2. ¿Qué ha pasado en Israel, en tiempos de Jesús? Viene de Jerusalén una embajada, compuesta de altas autoridades religiosas, de escribas y fariseos, a observar la conducta de Jesús y de sus discípulos: «Viendo que algunos de los discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado…», interpelan acusando a Jesús: «¿Por qué tus discípulos… no siguen la tradición de nuestros mayores»? No les interesa la voluntad de Dios, sino la «tradición» de los mayores. No les preocupa la Palabra de Dios, sino sus costumbres; no la voluntad divina, sino la satisfacción humana… 

3. La respuesta de Jesús es contundente: «Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones humanas» y, citando al profeta Isaías, añade: «Es inútil el culto que me rinden…, me honran con los labios, pero su corazón está lejos de mi». Tradiciones humanas sin presencia divina; alabanza con labios presentes y corazón ausente.  Resultado: culto inútil. Honran a Dios en vano. 
4. Esto no es para juzgar y condenar a los demás, sino para mirar nuestro propio corazón, para ver lo que está «dentro» de nosotros, no lo que está «fuera». Fuera están las ollas, los vasos y las manos sucias; eso lo ven bien los «escribas y fariseos», esa raza que no se acaba. Siempre habrá quien mire, critique y condene a los discípulos del Señor. Vean qué ojos -lentes, cámaras- tiene ahora la prensa y la televisión. Pero lo importante para Dios es lo que cada uno lleva «dentro», en el corazón. 

4. El corazón, para los hebreos, es el interior del hombre: alma, pensamientos, sensibilidad y sentimientos, todo el ser humano a partir de su interior, lo que le da peso y valor ante Dios. Allí es donde pone los ojos Jesús, no en las manos sucias ni en lo platos sin lavar. Allí es donde nosotros debemos ver. ¿Cómo? Mirándonos en el espejo de la Palabra de Dios, de sus Mandamientos, del Evangelio de Jesucristo y del Catecismo de la Iglesia. Allí en donde debemos mirar, «porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas cosas salen de dentro (del corazón) y manchan al hombre». Allí, en nuestro corazón, está esa pequeña ‘fábrica de monstruos» que crea infelicidad para nosotros y para la sociedad. Primero se peca con el deseo, que luego se traduce en acción. 

5. ¿Quién puede curar el corazón humano? Oigan al apóstol Santiago: «Por su propia iniciativa, el Padre nos engendró por medio del Evangelio, para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus criaturas». Por la fe en Jesucristo en el bautismo nacimos para Dios y se rehizo nuestro corazón con el poder del Espíritu Santo. Ahora somos «primicias», recién hechos, renacidos, criaturas nuevas, regenerados en Cristo… Lo que sucede es que hemos envejecido, somos cristianos de «tradición», de costumbres, de ritos y no nos hemos dado cuenta de la «novedad» del Evangelio. 

6. Termino con una cita inquietante de los Obispos del continente, avalados por el Papa: «No resistiría los embates del tiempo una fe católica reducida a bagaje, a elenco de algunas normas y prohibiciones, a prácticas de devoción fragmentadas, a adhesiones selectivas y parciales de las verdades de la fe, a una participación ocasional en algunos Sacramentos, a la repetición de principios doctrinales, a moralismos blandos o crispados que no convierten la vida de los bautizados. Nuestra mayor amenaza ‘es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en la cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad’ (Ratzinger, J, Situación actual de la fe…L’Osserv. Rom., 1 Nov. 1996)). A todos nos toca recomenzar desde Cristo» (Doc. De Aparecida, No. 12). Primero tenemos que encontrarnos con Él, dejando atrás calderos, ollas y manos sin lavar.
† Mario De Gasperín Gasperín
VIII Obispo de Querétaro








. Homilía de nuestro señor Obispo en la Solemnidad de San Agustín
. Dos convertidos: Pablo y Agustín
1. Ayer, al celebrar la fiesta de santa Mónica la madre de san Agustín, y ahora al celebrar a su hijo, la Liturgia de las Horas nos ofrece dos relatos significativos del libro más famoso y conocido, y que quizá más bien ha hecho, del «Libro de las Confesiones» del santo de Hipona. Dos pasajes maravillosos, escogidos por la Iglesia, para animarnos a seguir el ejemplo y las virtudes de santos tan grandes: Uno, el famoso coloquio con su madre, antes de morir, en Ostia y, el otro, el descubrimiento de Cristo como «camino, verdad y vida», con la exclamación encendida de amor lleno de nostalgia por el tiempo perdido en la ignorancia: «¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba».

2. También hemos celebrado el año dedicado a San Pablo y estamos iniciando el Año Sacerdotal, dos acontecimientos que el Papa Benedicto nos ofrece como para enmarcar la vida cristiana y las fiestas de este año. San Agustín, como san Pablo, ambos son célebres por su vida no sólo alejada de Cristo, sino en oposición a él y al cristianismo; pero ambos llamados, por caminos distintos, al mismo punto convergente: al encuentro personal con Cristo y que solemos llamar su «conversión»: San Pablo del judaísmo y de su vida de perseguidor de la Iglesia; san Agustín de su vida disipada, un tiempo también enemigo del cristianismo, y después su magnífico defensor y maestro. Los dos, sin embargo, coincidentes en la búsqueda apasionada y sincera de la verdad: la verdad religiosa, la verdad filosófica, pero siempre la Verdad que es siempre una en sus múltiples manifestaciones.

3. El joven Agustín, en su búsqueda afanosa de la verdad y del bien, navegando entre los maniqueos y los neoplatónicos, hace el descubrimiento más significativo de su vida: «Caí con máxima avidez sobre la venerable escritura de tu Espíritu y sobre todo de tu apóstol Pablo» (Confes, 7, 21, 27), y añade: «Me aferré al apóstol Pablo» (Contra Acad. 2, 2, 5). De modo que san Pablo fue su guía, su preceptor y maestro en el proceso de su conversión, sobre todo en el paso previo para salir del error maniqueo y del naturalismo, que pretende encontrar la Verdad con las solas fuerzas humanas, y descubrir el mundo maravilloso de la gracia. Si bien, desde joven había leído las Escrituras, no las había comprendido; le faltaba la fuerza del Espíritu, que es su principal autor y su primer intérprete.

4. Lo importante y significativo es que a través de las páginas del apóstol Pablo, Agustín no sólo descubre a Cristo verdad, a Cristo maestro, sino que lo descubre como Verbo encarnado, Redentor de los hombres y Fuente de gracia, y encuentra, al mismo tiempo, el camino para acercarse a Cristo que es la humildad y la confesión sincera de los pecados, la necesidad del perdón y de la misericordia divina, que después se convierte en himno de alabanza dentro de la comunidad cristiana, la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo. «Yo buscaba el camino para adquirir un vigor que me hiciese capaz de gozar de ti, y no lo encontraba, hasta que me abracé al mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también él, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos, que me llamaba y me decía: Yo soy el camino, la verdad y la vida, y el que mezcla aquel alimento, que yo no podía asimilar». Su mente estaba atiborrada de doctrinas filosóficas, pero su corazón seguía ávido de la verdad, de Dios.

5. Más adelante, san Agustín nos explicita claramente ese alimento que él «no podía asimilar», y que era su relación con el uso de las creaturas: «Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuvieran en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y yo lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y desee con ansia la paz que procede de ti». Su ‘conversión’ fue un ‘toque’ de Dios, una curación de ojos, oídos, apetitos, sentidos…

6. Recordemos cómo se describe la «conversión» de san Pablo en el camino de Damasco. Haciendo a un lado los elementos descriptivos y hasta cierto punto secundarios del acontecimiento, lo central es que Saulo es tocado por Cristo; se encuentra con él, con una persona real, viviente y concreta a la que Saulo persigue, le está causando daño, y con la que él ahora está frente a frente, que le está hablando, que se está identificando con sus discípulos, sus víctimas, y que ahora le ordena lo que debe hacer: ir a Damasco, reconocer en la persona de Ananías la autoridad de la Iglesia a la que persigue, hacer penitencia y oración, recibir el bautismo y obedecer el mandato de predicar el Evangelio, con la advertencia de que mucho tendrá que padecer.

7. Para conseguir esto, Pablo necesitó salir de sus tinieblas, ser iluminado por una luz superior a la del sol de mediodía, abandonar las escamas de los ojos y quedar deslumbrado con la luz superior, esa misma que experimentó san Agustín cuando dice: «Vi con los ojos de mi alma, de un modo u otro, por encima de la capacidad de estos mismos ojos, por encima de mi mente, una luz inconmutable; no esa luz ordinaria y visible a cualquier hombre, por intensa y clara que fuese y que lo llenara todo con su magnitud. Se trataba de una luz completamente distinta. Ni estaba por encima de mi mente, como el aceite sobre el agua o como el cielo sobre la tierra, sino que estaba en lo más alto, ya que ella fue quien me hizo, y yo estaba en lo más bajo, porque fui hecho por ella. La conoce el que conoce la verdad. ¡Oh eterna verdad, verdadera caridad y cara eternidad! Tú eres mi Dios, por ti suspiro día y noche». Agustín se encontró, como Pablo, con la Luz que lo creó, con Jesús, el que dijo, «Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida». Ese Jesús-Luz fue el que iluminó a Saulo y lo convirtió en Pablo y el que se reveló a Agustín como su Dios y salvador.

8. Quien escucha estas palabras de san Agustín, no puede menos de ver en ellas una fuente de la inspiración del magisterio del Papa Benedicto, de sus cartas encíclicas, sobre todo de la última. San Pablo y San Agustín guían e iluminan su magisterio, y a los tres la misma fuente de luz: Jesucristo. Dice, en efecto, el Papa: «Sólo el acontecimiento, el encuentro fuerte con Cristo, es la clave para entender lo que sucedió (en Saulo): muerte y resurrección, renovación por parte de Aquel que se había revelado y había hablado con él. En este sentido más profundo podemos hablar de conversión. Este encuentro es una renovación real que cambió todos sus parámetros. Ahora puede decir que, lo que para él era antes esencial y fundamental, ahora se ha convertido en ‘basura’; ya no es ganancia sino pérdida, ahora sólo cuenta la vida en Cristo» (Catequesis: 3 Sept. 08). Es la acción misteriosa y maravillosa de la gracia de Dios en el corazón del hombre, que no pueden comprender y menos explicar los sicólogos ni parecidos. Esto mismo lo podemos afirmar de san Agustín. Murió pobre, con la amenaza de los bárbaros encima, recitando los siete salmos penitenciales, dedicado hasta el final al servicio de la Iglesia y de sus bereberes.

9. La luz del mundo es Cristo. Nadie más. Sólo él puede iluminar, sólo él puede salvar. El desarrollo y el progreso, acaba de decir el Papa en su encíclica, para que sea verdadero y no se vuelva contra el hombre, tiene que inspirarse y centrarse en Cristo. Esto es lo que no se hace ni quiere hacer, y así se navega fuera de lo real. Dios es lo más real que puede existir, puesto que él es el autor de la realidad, el Creador de todo lo que existe. Sólo quien cree en Dios puede comprender la realidad. Por Cristo fueron hechas todas las cosas, él es el Salvador de todo lo que estaba perdido y el que tiene que hacer volver todas las cosas al Padre. Para eso fue constituido Cabeza de la Iglesia, para ‘recapitular’ todo en bajo Cristo. Nosotros, los católicos, para eso fuimos llamados a la fe en la Iglesia, para ser «luz en el Señor». La luz que iluminó a Saulo y lo convirtió en el apóstol Pablo; la luz que iluminó a Agustín y lo hizo maestro y doctor de la Iglesia. Ese mismo Cristo-Luz fue el que nos iluminó en el bautismo, el que nos salió el encuentro, como a Saulo y como a Agustín, por diversos caminos pero con el mismo fin en la fuente bautismal: para que seamos ‘luz en el Señor’. San Pablo, como san Agustín, no fueron transformados con un pensamiento, por una doctrina, por una idea, por un sistema, sino por un acontecimiento, por una persona real, viva y concreta, que se llama Jesús resucitado, el que vive en su Iglesia y sale constantemente a nuestro encuentro en su palabra, en la eucaristía y en el pobre. Pidámosle a San Pablo y a San Agustín la gracia de poder desprendernos las escamas de los ojos y contemplar la Luz para ser, en medio de tantas tinieblas, «luz en el Señor».
+ Mario De Gasperín Gasperín
Obispo de Querétaro









. Padre Felipe Sevilla
. «Párroco ejemplar»

Nació en la ciudad de Querétaro, barrio de San Sebastián, («La Otra Banda») el 1° de mayo de 1858. Fue hijo del célebre pintor Don Baltazar Reyes Sevilla. Formado en nuestro Seminario fue ordenado sacerdote el 4 de marzo de 1882. En 1885 se hizo cargo de la Parroquia de San Sebastián, y desde esa fecha se dedicó a hacer en ella todo el bien posible a sus feligreses con una abnegación ejemplar.

El 4 de octubre de 1891 inició la construcción del Hospital del Sagrado Corazón de Jesús, sobre la calle de Vista Alegre, hoy calle de Otoño, junto al Templo habiendo durado su construcción 8 años y actualmente destinado a Asilo de Ancianos. Lo terminó e hizo los salones necesarios, surtiéndolos de todo lo indispensable hasta para cincuenta enfermos; se entregó a la obra, sin tener un centavo para ella ni otra ayuda que su caridad inmensa. Empezó a solicitar limosna casa por casa de la ciudad, fue a México a buscarlas, interesó al propietario del terreno para que se lo vendiera a un precio muy bajo, en esta construcción no sólo hizo participar a sus feligreses, sino que también, invadido de una gran pasión y alegría, que hacía contagiosa su causa involucró a muchos pudientes y personas principales de la ciudad, éstas al margen de las diferencias sociales, participaron codo con codo y alegremente en tan noble causa. Renovó totalmente su Iglesia Parroquial en su decoro interior.

A su iniciativa, con su valiosa cooperación y ayuda, y no sin vencer bastante dificultades, algunos desprendidos vecinos compraron un solar para añadirlo al antiguo camposanto, y así el barrio de San Sebastián contara con un cementerio católico; siendo la bendición Canónica el 2 de noviembre de 1903. El 2 de noviembre de 1910, volvieron a celebrarse en el cementerio los actos religiosos, no vistos en la ciudad de Querétaro desde las Leyes de Reforma.

Compró, con no pocos sacrificios, un órgano muy regular para su Parroquia y levantó una casa frente al Hospital para poner en ella la escuela de canto a cuyo fin organizó un regular orfeón. En esta escuela proporcionaba a los niños pobres de los barrios, además de la enseñanza, todo lo necesario para procurarles su educación.

Más su afán se concretó a atender su hospital, realizó las gestiones tanto con el gobierno civil como con el eclesiástico en todo lo relativo, a fin de poder obrar como cosa propia. Dotó al hospital del servicio de agua limpia y le arregló convenientemente la huerta, arregló para que unas religiosas vinieran a atender a sus enfermos; a los médicos que deberían turnarse en las visitas y la servidumbre necesaria. El padre Sevilla estaba día y noche a la cabecera de los enfermos, dándoles consuelo y auxilio espiritual, con cariño admirable a quienes tenían necesidad de ellos; las medicinas, aún obtenidas a bajo costo, los alimentos aunque fueran humildes y los propios gastos de operación del Hospital, aún suponiéndolos modestos, todo era constante y atendido por el mismo padre. Para esta obra que estaba llamada a ser mucho bien, solo contó con la Providencia, la que no se hizo esperar, pues coadyuvóle con creces hasta terminar sus caritativos deseos. Por el año de 1893 ingresó al Hospital como enfermera la señorita Adelaida Escamilla que fue su brazo fuerte en esta magna empresa. Estando en el Hospital de Santa Rosa de Viterbo las Hermanas Josefinas después de los hermanos Hospitalarios, y viviendo su calidad de entrega, el padre Felipe Sevilla pensó que nadie podía atender mejor a estos desdichados del otro bando que las hermanas Josefinas, distinguidas ellas por la caridad y profunda humildad. Y fue así como el 27 de julio de 1908 iniciaron su obra apostólica las madres: Josefina Martínez, Josefina Leita, Antonia Toledo y Josefina Rosas. Cuando se veía apurado por falta de recursos para atender a sus enfermos, se salía a la calle y sin solicitarlo todo el vecindario le daba dinero para sus enfermos.

Fue un párroco ejemplar, pues ajeno a toda comodidad se dedicó en cuerpo y alma a su ministerio. Para el confesionario fue muy asiduo, pese a que de ello le vino la molesta cuanto dolorosa enfermedad de las hemorroides, que continuó con su misma constancia en el confesionario, atendiendo a los penitentes parado, por no poderlo hacer de otra manera. Todavía más, en la cama continuó confesando, hasta que su director espiritual se lo prohibió.

El Excmo. Sr. Obispo D. Rafael S. Camacho, queriéndolo recompensar sus méritos, le nombró Cura de la Parroquia de Santiago; pero tan luego recibió el nombramiento, se fue llorando a postrar ante el Sagrado Corazón y suplicándole retirase ese nombramiento, sin embargo con toda humildad acepto el cargo. Sin embargo apenas había acabado de recibir, cuando le mandó llamar el señor Obispo y le ordenó que volviera a su parroquia y continuara al frente del hospital,

A los 51 años de edad tras de penosa y molesta enfermedad de diabetes, murió el 27 de diciembre de 1908; aquella noticia cundió como rayo por toda la ciudad, y desde ese momento la casa cural se volvió invadida por los fieles. Todos lloraron, pues fue un bienhechor muy insigne de la ciudad. Su modestia y habitual humildad hicieron fuese querido por todos los que le conocieron y trataron.

En tiempos de la revolución por ser un hospital atendido por religiosas y Dios, el Hospital del Sagrado Corazón de Jesús fue fuertemente atacado, pero el mismo Venustiano Carranza defendió el lugar y a las personas que lo atenían por ser dignas de respeto. El Excmo. Señor Obispo Marciano Tinajero, planeó para la supervivencia del Hospital, la construcción de un Sanatorio, con su parte de distinción para que las utilidades se dedicaran al sostenimiento de los enfermos pobres y del Asilo de ancianos. Al efecto comenzó a comparar huertas y casas que estaban en su alrededor e inicio la obra. Lo sorprendió la muerte en 1957 y la obra quedó paralizada hasta que llegó a la Diócesis el Excmo. sr. Obispo Alfonso Toriz quien le dio un nuevo impulso y logró con muchos sacrificios económicos ver terminada la obra.

El 22 de agosto de 1946 para apoyar esta labor altruista, el entonces Presidente de la República Manuel Ávila Camacho mediante un Decreto Presidencial regulariza la personalidad jurídica del nosocomio como «Hospital del Sagrado Corazón de Jesús» ya que una de las preocupaciones del gobierno era garantizar debidamente los servicios y la asistencia pública. El decreto tenía una vigencia de 50 años que se cumplieron en 1996. En el año de 1998 el Presidente de la República Ernesto Zedillo Ponce de León renovó este contrato y ahora es por tiempo indefinido. El Hospital por falta de recursos y lo obsoleto del edificio dejó de operar. Gracias a Dios y a la suma de esfuerzos por parte del patronato de la Diócesis y de la administración del Gobierno Municipal de Santiago de Querétaro; el 15 de diciembre de 2008, se reinauguró el Hospital del Sagrado Corazón de Jesús, fue bendecido por Mons. De Gasperín Gasperín, Pastor Diocesano.

Pbro. Francisco F. Gavidia Arteaga
Colaboración especial: Mons. J. Manuel Pérez Esquivel
Datos tomados de: «Así es Querétaro» Manuel M. De la LLata
«Heraldo de Navidad» 1992, 1998 y 1999.
«Leyendas y Tradiciones de Querétaro».