miércoles, 20 de junio de 2012

Comunión, Órgano oficial de la Diócesis de Querétaro, 24 de Junio de 2012 No. 749

Mensaje de los Obispos de la Provincia Eclesiástica Bajío con motivo de las Elecciones 
Hacia el Proceso Electoral 2012
«Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve» (Jn 22, 26)

Con las palabras de Jesús («quien quiera ser grande entre vosotros, que se haga vuestro servidor», Mt 20, 26) que nos invitan a entender que la autoridad siempre tiene como principio el servicio a los demás, los Obispos de la Provincia del Bajío (Diócesis de León, Irapuato, Celaya y Querétaro) saludamos a todos los fieles católicos y demás personas de buena voluntad con el fin de ofrecer a todos los actores del próximo proceso electoral del 2012, algunas reflexiones y orientaciones que ayuden a ejercitar el deber de participar con verdad y responsabilidad en el ejercicio cívico político que requiere dicho proceso.
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Primer aniversario de la llegada nuestro señor Obispo
El 16 de Junio en la Santa Iglesia Catedral, se llevó a cabo la Concelebración Eucaristía para dar gracias a Dios por el primer aniversario de la llegada nuestro señor Obispo Don Faustino Armendáriz Jiménez, a la que se convocó al Vicario General Javier Martínez Osornio. Se conto con la presencia de medio centenar de sacerdotes. Al finalizar la concelebración el mismo señor Obispo dio a conocer el nombramiento del Pbro. Martín Lara Becerril como Vicario General, del Pbro. José Luis Salinas Ledesma como Rector del Seminario Conciliar.
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Nuestro señor Obispo dio a conocer los siguientes nombramientos:

Pbro. Martín Lara Becerril: Vicario General de la Diócesis

Pbro. José Luis Salinas Ledesma: Décimo séptimo Rector del Seminario Conciliar
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LA VOZ DE NUESTRO SEÑOR OBISPO Mc. 4, 26-34


† Faustino Armendáriz Jiménez.

IX Obispo de Querétaro

La Vitalidad del Evangelio

He escuchado permanentemente como hay una inquietud y esperanza en señalar la pérdida de valores en general, y los deseos de que se implementen estrategias para recuperarlos, de tal manera que las generaciones que vienen detrás de nosotros retomen el camino, que sabemos, nuestros padres nos inculcaron para ser hombres de bien; que fundamentalmente son semillas que se siembran en el terreno de la familia. Mientras esta inquietud se mantenga como un desafío, creo que podemos alimentar la esperanza de lo que mucho podemos rescatar, pero entre todos.

Una realidad es que Dios está entre nosotros, y su misión es la salvación de todos; de que el Reino de Dios está presente ya en este mundo, aunque a veces no lo parezca; este es el tema de las dos parábolas que se nos narran en el texto dominical y que develan los caminos de Dios, en contraste con los humanos. Aquí se resalta su pequeñez inicial frente al resultado final, y nos hablan de paciencia y esperanza ante él.
La parábola de la semilla que crece por sí sola insiste en la fuerza vital que posee el Reino de Dios sembrado ya en la tierra. Una vez sembrado ya no tiene vuelta atrás: crece lento, por pasos, pero de forma permanente a pesar de unos comienzos ocultos. Duerma o se levante el agricultor, de noche o de día, sin que él sepa, como la semilla brota y crece por sí misma. El Reino rompe nuestros esquemas, es don y no depende solo de nuestro trabajo y esfuerzo. Creer en Dios, creer en las personas, creer en el Reino, respetar los ritmos y confiar en la dinámica de su realización aquí es mucho más que hacer. Es dejar hacer y dejarse hacer.
La parábola del grano de mostaza subraya el sorprendente y grandiosos resultado final de la acción de Dios, en contraste y continuidad con el comienzo pequeño y débil. Se subraya, al mismo tiempo, el valor decisivo del momento presente, por insignificante que pueda parecer. El Reino de Dios está presente ya en esas pequeñas semillas de la vida y predicación de Jesús y, más tarde, en la vida y predicación de la comunidad cristiana.
En la tarea y proceso misionero de nuestra Iglesia Diocesana vamos constatando esta realidad, especialmente en las visitas pastorales, y donde valoramos el esfuerzo de los sacerdotes y de los agentes de pastoral que de manera tan concienzuda despliegan sus planes parroquiales de pastoral, y admiramos y acogemos su testimonio de quienes en el silencio, y con ello muchos agentes de pastoral, de manera anónima, realizan la misión evangelizadora en el área urbana y en las más alejadas comunidades, geográficamente. La semilla del evangelio la continuaremos diseminando, porque el mandato misionero de Jesús no se puede detener. Donde este dinamismo esté presente allí está el Espíritu de Dios, que da el crecimiento y los frutos abundantes.
Afortunadamente es el Señor quien nos va regalando esos frutos que nos alientan, y que es la contribución fundamental para que las nuevas generaciones tengan el rumbo adecuado en su vida, que les transforme en mejores ciudadanos e hijos agradecidos de Dios.
La vitalidad del evangelio es el ingrediente de esperanza para la Misión evangelizadora. ¡Ánimo!
Bendiciones a todos por su oración y muestras de afecto, en este Primer Aniversario de mi Ministerio Episcopal en esta querida Diócesis de Querétaro.
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SIGNOS VITALESP. Gabino Tepetate Hernández gabino_th@hotmail.com

La realidad social y la política
La complejidad de la realidad social y las visiones siempre parciales de la misma aunada a nuestra falta de saber e información, nos inducen fácilmente a despreocuparnos de la necesidad que tenemos de ser actores y protagonistas de la vida y rumbo que debe tomar nuestro país, sobre todo en momentos coyunturales, como puede ser ahora con el proceso electoral de nuestro país, que entre los derechos y deberes ciudadanos está precisamente el participar activamente con el voto de una manera libre, bien pensado y de una manera responsable, tratando de buscar siempre el bien de nuestro país y de su gente.

Las condiciones de sobrevivencia hacen más difícil ocuparse en asuntos relacionados con la vida social, con las agendas políticas y con el deber de demandar la atención y respuesta efectiva a los legítimos derechos. Motivo por el cual también, no faltan quienes son utilizados en estos tiempos electorales como carnadas, pero con su consentimiento y toman el riesgo con tal de estar ocupados y poder percibir un salario de temporada, para terminar en las mismas condiciones de antes y muchos con una decepción más.
Para ser claro, me refiero a los que podemos ver en los cruceros, bajo los semáforos, a quienes de ninguna manera descalifico sino que trato de interpretar esta situación que merece un comentario y sobre todo una oportunidad de parte de los empleadores para apoyarlos para puedan seguir estudiando y contar con un empleo que les de confianza y seguridad en lo que están haciendo, porque un gran número seguirá sin trabajo y sin oportunidad de seguir adelante en sus estudios. Los jóvenes con su dinamismo que los caracteriza son la gran esperanza de nuestra sociedad, su protagonismo social es necesario, como estudiantes son los más informados y saben discernir el acontecer social, político, económico, cultural y religioso de nuestro país que con un renovado espíritu humano y con nuevas actitudes de justicia y de solidaridad pueden ayudar a mejorar las condiciones de nuestro país.
Ciertamente la responsabilidad es de toda la sociedad, que requiere de una presencia más protagónica de la sociedad civil y de los nuevos actores sociales como los indígenas, las mujeres, los sectores marginados organizados entre otros. El cambio social sólo es posible con la participación de todos y siempre estará en un proceso inacabado.
Pero es importante la autoconciencia que están tomando varios de los actores sociales en cuanto al poder que tienen para intervenir en los asuntos públicos y de bien común, que favorece la democracia y el logro de políticas públicas más justas.
Porque «En amplios sectores de la población, y especialmente entre los jóvenes, crece el desencanto por la política y particularmente por la democracia, pues las promesas de una vida mejor y más justa no se cumplieron o se cumplieron sólo a medias. En este sentido, se olvida que la democracia y la participación política son fruto de la formación que se hace realidad solamente cuando los ciudadanos son conscientes de sus derechos fundamentales y de sus deberes correspondientes». (Documento de Aparecida No. 77).
La formación que hace referencia desde luego a los saberes y la información veras y oportuna son una demanda social para una mejor participación social y política. Que Dios los bendiga.
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Mensaje de los Obispos de la Provincia Eclesiástica Bajío con motivo de las elecciones 
Hacia el proceso electoral 2012
«Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve» (Jn 22, 26)

Introducción y saludo
1. Con las palabras de Jesús («quien quiera ser grande entre vosotros, que se haga vuestro servidor», Mt 20, 26) que nos invitan a entender que la autoridad siempre tiene como principio el servicio a los demás, los Obispos de la Provincia del Bajío (Diócesis de León, Irapuato, Celaya y Querétaro) saludamos a todos los fieles católicos y demás personas de buena voluntad con el fin de ofrecer a todos los actores del próximo proceso electoral del 2012, algunas reflexiones y orientaciones que ayuden a ejercitar el deber de participar con verdad y responsabilidad en el ejercicio cívico político que requiere dicho proceso.
Promoción de la cultura de la democracia
2. Los obispos mexicanos nos hemos declarado frecuentemente sobre la importancia de colaborar de modo permanente en la construcción y educación de una cultura democrática que nos permita vivir dentro de las condiciones de auténtica promoción humana, desarrollo integral y paz duradera[1] debido a que cada vez es más urgente «acompañar e impulsar, desde nuestra misión de pastores, el proceso democrático del país, superando el ambiente sofocante de desconfianza en las instituciones, proclamando los valores de una genuina democracia pluralista, justa y participativa, animando al pueblo hacia un real protagonismo». [2]
3. Una auténtica cultura de la democracia es participativa y solidaria, representativa y subsidiaria, promotora de la dignidad y de los derechos humanos. Con estos elementos el sistema de gobierno democrático pretende ser una propuesta humana capaz de vitalizar la sociedad y sus instituciones. Sin ellos, las instituciones, por perfectas que sean, carecen de vida y se convierten con facilidad en espacios para el arribismo y el oportunismo populista en cualquier ámbito de la vida social. [3]
4. Ahora bien, la cultura de la democracia no se restringe a lo meramente electoral, sino que implica todas las actividades sociales del hombre que requieren participación, representación y promoción humana. Así entendida, la cultura de la democracia colabora a la construcción de la sociedad como sujeto de su propio destino, es decir, colabora a que el pueblo realmente ejerza el poder que le corresponde por propio derecho. Todos los agentes responsables de la educación debemos promover, a través de nuestros esfuerzos educativos, la cultura de la democracia. [4]
Proceso democrático
5. La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien, la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica. «Una auténtica democracia es posible solamente en un Estad de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana. Esto requiere tener las condiciones necesarias para la promoción de las personas mediante la educación y la formación en los verdaderos ideales, así como la creación de estructuras de participación y corresponsabilidad». [5]
6. «Una auténtica democracia no es sólo el resultad de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de la aceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos democráticos como son: la dignidad de toda persona humana, el respeto de los derechos humanos, asumir el «bien común» como fin y criterio regulador de la vida política. Si no existe este consenso general sobre estos valores, se pierde el significado de la democracia y se compromete su estabilidad» [6] La manipulación o instrumentalización de estos valores hacen que la auténtica democracia pierda toda credibilidad, porque «una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto; se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo». [7]
A la Iglesia le corresponde orientar en los procesos electorales.
7. «La Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política, porque no puede sustituir al Estado, pero tampoco puede quedarse al margen de la lucha por la justicia» [8]. Formar las conciencias, ser abogada de la justicia y de la verdad, educar en las virtudes individuales y políticas es la vocación fundamental de la Iglesia en este sector, [9] y además la Iglesia considera el ejercicio de la política como un servicio prioritario para el bien común de la nación.
8. La dignidad de la persona es el centro de la preocupación social de la Iglesia. [10] Ella enseña que, para discernir lo que es más justo y adecuado en orden al bien común, deben tenerse en cuenta la primacía del ser humano, la promoción de sus derechos fundamentales y la inclusión de los más débiles en los proyectos de desarrollo. Por ello, sin expresar preferencia por ninguna de las propuestas electorales, tenemos el deber de orientar a los fieles en aquellos planteamientos que, por sus implicaciones religiosas y morales, garanticen el cumplimiento de los principios y valores contenidos en su enseñanza social. [11]
9. A la Iglesia le preocupa que la vida social se vea afectada por los riesgos de posturas políticas que no correspondan a un sano desarrollo de la misma sociedad. Pronunciarnos respecto de los grandes desafíos sociales que nos afectan a todos, velar por las decisiones políticas más éticas y por los deberes cívico políticos como el participar activamente con el voto y en la continuidad de los proyectos realizados por las instituciones políticas es un deber ineludible como ciudadanos corresponsables del bien común. No es hora de abandonar la participación en la vida política con la indiferencia o la ausencia del voto sino participando responsablemente en ella con principios humanos y cristianos, «nuestra fidelidad al Evangelio nos exige proclamar en todos los areópagos, públicos y privados del mundo de hoy y desde todas las instancias de la vida de la Iglesia la verdad sobre el ser humano y la dignidad de la persona humana». [12]
Descripción de la situación mexicana en el momento presente y su impacto en el proceso electoral.
10. Vemos con gusto que en nuestra región del Bajío, como en todas partes del país, abunda la gente buena, honrada y trabajadora, honesta y alegre, entusiasta y emprendedora, que vive con la esperanza de construir juntos una sociedad en la que se conozcan, respeten y promueven los derechos humanos, así como el que se abran las oportunidades de un verdadero desarrollo integral para todos. Por otra parte, vemos con dolor y preocupación una realidad que indigna a muchos sectores de la sociedad manifestada en la realidad del desempleo, la emigración, el secuestro, la presencia de bandas criminales, la inseguridad y la violencia, las ejecuciones, la pobreza, la desigualdad, la corrupción e impunidad y el narcotráfico que van destruyendo el tejido social. Sobre esta realidad urge una intervención sobre la crisis de legalidad, de moralidad y de la reconstrucción de una reconciliación nacional. [13]
11. Esta realidad, aunque nos cuestiona gravemente, también nos hace constatar con esperanza el esfuerzo de muchas personas y organizaciones que buscan ayudarse solidariamente para salir adelante en sus legítimas aspiraciones de justicia, seguridad y paz social; empresas que siguen trabajando e incluso creciendo para satisfacer distintas necesidades; grupos de apoyo y asociaciones civiles, cada vez en mayor número, que se organizan en cooperativas, voluntariados y servicios asistenciales, promocionales y profesionales para la superación de muchos en los diversos campos.
12. Ante esta realidad y la proximidad del proceso electoral del 2012 afirmamos que la Iglesia está convocada a ser abogada de la justicia y defensora de los pobres, ante las intolerables desigualdades sociales y económicas que claman al cielo, tenemos mucho que ofrecer, ya que «no cabe duda que la Doctrina Social de la Iglesia, es capaz de suscitar esperanza en medio de las situaciones más difíciles, porque, si no hay esperanza para los pobres, no la habrá para nadie, ni siquiera para los llamados ricos». [14].
13. Constatamos una gran desilusión de parte de la mayoría de los electores que ven cómo los candidatos realizan costosas campañas, prometen mejoras, recorren las poblaciones para conocer la realidad en que viven, pero una vez logrado el puesto se olvidan de las promesas, reciben sueldos escandalosos que contrastan enormemente con lo que perciben muchas familias, y no ven satisfechas sus expectativas.
14. En muchos jóvenes es notoria la desilusión y el desaliento por participar, muchos de ellos al ver la incongruencia política no participan en el proceso electoral, y otros muchos buscan medios para hacerse escuchar: redes sociales por internet, plantones, «pintas», incluso acciones ilegales.
15. En diferentes sectores de la sociedad (obreros, campesinos, empleados, etc.) se constata el sentimiento de no ser representados, de no sentir que sus autoridades y representantes vean por ellos, y de ahí el que no se quiera participar ni siquiera en la elección.

16. Nos preocupa la posibilidad de que se infiltre el narcotráfico en estas elecciones con candidatos que se proyectan en sus partidos financiados con recursos que provienen del crimen organizado. Hay una gran cantidad de recursos que los partidos ocultan a las autoridades competentes en las cuestiones electorales con el objeto de no rebasar los límites oficiales para este rubro. Los candidatos y los partidos captan recursos para sus campañas y si bien, no cuestionan la procedencia de estos, sí quedan comprometidos a beneficiar intereses particulares que en el peor de los casos son organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico. [15]
Asumir una actitud participativa y crítica
17. «Los fieles laicos son hombres de la Iglesia en el corazón del Mundo y hombres de mundo en el corazón de la Iglesia», [16] por ello su misión propia y específica se realiza en el mundo de la familia, de la educación, de la economía y de la política. Con su testimonio y actividad contribuyen a la transformación de las realidades temporales y a la creación de estructuras justas según los criterios del Evangelio.
Así pues, en el ámbito propio de su actividad evangelizadora es el mismo mundo vasto y complejo de la política, [17] por tanto los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación política destinada a promover el bien común. [18]
18. Por esta razón le toca a la Iglesia ofrecer, mediante la purificación de la razón y la formación ética, su contribución específica por medio del rico patrimonio de su Doctrina Social, la cual invita a los fieles laicos a no olvidar, dentro del ámbito de la política, ciertos criterios y fundamentos éticos y morales como es la defensa y promoción de la dignidad de la persona humana; la realización firme y decidida del Bien Común; el respeto y promoción de los derechos humanos; y la participación activa de los miembros de la sociedad que deben ser educados y capacitados para que puedan ejercitar activamente sus derechos y deberes cívico políticos. Todo esto ayudará a formar una actitud participativa y crítica que contribuya a tomar las grandes decisiones políticas y sociales que exige hoy el Bien Común de nuestra sociedad. [19]
19. ¿Cómo no visualizar y construir con el esfuerzo de todos una sociedad solidaria y corresponsable, donde reine la justicia, la paz y el verdadero progreso para todos, donde se ejerzan los derechos humanos y se combata la impunidad, la delincuencia y el crimen, desde una auténtica educación personal y comunitaria? Todos los mexicanos deseamos una patria segura con las condiciones de paz, justicia y verdadero desarrollo con la participación responsable de todos y cada uno de los miembros de los diferentes grupos sociales.
20. Toca al Estado encabezar, dirigir y promover el Bien Común, pero pertenece a los fieles laicos contribuir para llegar a construir el tejido social capaz de perfeccionarse hasta obtener los frutos de justicia, libertad, verdad y amor solidarios, reflejados en el respeto y promoción de los derechos humanos y la dignidad de la persona.
21. Por eso «cuando la ciudadanía no encuentra, en los candidatos que se le proponen, personas que puedan verdaderamente representarla en las instancias de decisión, decide abstenerse de participar. Se sabe del daño que hace a la representatividad una insuficiente participación en las elecciones, porque cuando son pocos los que votan, es el voto de unos cuantos el que define la elección. Quienes resultan electos tienen que enfrentar, además del descontento y la sospecha de quienes no obtuvieron la mayoría, la falta de legitimidad, pues ejercerán legalmente la representación que se les confía, pero sin la necesaria aceptación y el respaldo de la ciudadanía. Esto debilita a las instituciones políticas que colapsan cuando no hay en ellas una auténtica representación popular». [20]
22. Los ciudadanos tienen el derecho natural de asociarse en partidos o grupos políticos para solucionar de la mejor manera los problemas sociales. Con respecto a los fines, importa que estos grupos o partidos no persigan más que aquellos necesarios o útiles al bien común y se nieguen a servir intereses individuales o exclusivamente de partido, que subordinan al interés general a fines particulares. Necesitamos desterrar de todas las instituciones políticas el grave flagelo de la corrupción que propicia la complicidad con grupos de interés económico y político y permite la violencia hasta llegar a múltiples homicidios lamentables y condenables.
23. Invitamos a todos los fieles laicos y ciudadanos de nuestra Provincia Bajío a asumir, con gran fe y esfuerzo político, la voz de Dios manifestada en su palabra: «Velen por los derechos de los demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está a punto de llegar y mi justicia a punto de manifestarse» (Is. 56, 1).
24. Invitamos a que todo ciudadano con capacidad de votar que lo haga con responsabilidad; invitamos a que los diferentes actores e instituciones que están a cargo de las elecciones realicen su labor con transparencia y legalidad; invitamos a que se participe en el proceso electoral conociendo a los candidatos, sus propuestas y su ideología, para que después se ejerza el derecho al voto y luego se le pida a quien haya sido electo dar cumplimiento a sus promesas.
A quienes aspiran a ocupar cargos políticos
25. La misión de toda autoridad pública es ofrecer a todos las condiciones de seguridad, justicia y paz. A quienes serán los candidatos de los partidos en la contienda electoral del año entrante les recomendamos que: «Quienes tienen responsabilidades políticas no deben olvidar o subestimar la dimensión moral de la representación, que consiste en el compromiso de compartir el destino del pueblo y en buscar soluciones a los problemas sociales. En esta perspectiva, una autoridad responsable significa también una autoridad ejercida mediante el recurso a las virtudes que favorecen la práctica del poder con espíritu de servicio (paciencia, modestia, moderación, caridad, generosidad); una autoridad ejercida por personas capaces de asumir auténticamente como finalidad de su actuación el bien común y no el prestigio o el logro de ventajas personales». [21]
Conclusión
26. Tenemos muchos camino por andar en la participación ciudadana, por ello invitamos a todos los actores de este ejercicio democrático a prepararse conociendo a sus candidatos y sus plataformas políticas, hay muchos subsidios de la Iglesia que podemos aprovechar para mejorar nuestra comprensión del momento histórico que vivimos, así como de la urgencia en la construcción de estructuras que sean equitativas en lo social, económico y político donde se promueva la convivencia humana auténtica y el diálogo constructivo que tenga como objetivo el consenso social. [22]
27. Tenemos la firme esperanza en que todo esto que hemos expresado encuentre eco en la ciudadanía y en todos los que de forma especial se preparan a participar en las próximas elecciones. Tenemos esperanza en que el Dios de la historia nos mostrará caminos y nos dará fortalezas que nos permitan levantarnos de las situaciones donde el pecado, en sus expresiones de violencia, corrupción e indiferencia, nos ha postrado a fin de edificar un México del que nos sintamos orgullosos por ser sus diligentes constructores. Tenemos esperanza en que la Virgen de Guadalupe, nuestra Madre del cielo, volverá a privilegiarnos con su mirada amorosa alcanzándonos de su Hijo Jesucristo la hermandad que nos une para alcanzar las condiciones de solidaridad, justicia y participación social responsable a la que nuestra nación está llamada en el momento presente.
Obispos de la Provincia Eclesiástica Bajío
† José Guadalupe Martín Rábago, Arzobispo de León 
† Juan Frausto Pallares, Obispo Auxiliar de León
† Benjamín Castillo Plascencia, Obispo de Celaya
† José de Jesús Martínez Zepeda, Obispo de Irapuato
† Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro
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El Padre Martín Lara Becerril, Vicario General de la Diócesis

El Padre Martín Lara Becerril, nació el 15 de octubre de 1963, en Ceja de Bravo; Huimilpan, Qro., sus padres el Señor José Santiago Abdón Lara Martínez y la Señora María Becerril Morales. Ocupa el Séptimo lugar de ocho hermanos. La Primaria la estudio en la Escuela «José María Morelos y Pavón» de Ceja de Bravo. Terminada la primaria ingresó al Seminario Conciliar en 1977, curso la secundaria en el «Instituto San Javier»; continuo sus estudios en la escuela «Normal Queretana» y el ultimo año en el Instituto 5 de mayo. Sus estudios de filosofía y teología los realizó en el Seminario Conciliar de Querétaro. Fue ordenado Diácono el 10 de enero de 1990, colaboró en el Seminario Menor extensión Concá un año y medio; recibió la ordenación sacerdotal el 30 de julio de 1991. Once meses presto sus servicios como Vicario en la Parroquia de la Inmaculada Concepción, en Hércules, (agosto de 1991-mayo de 1992) En 1992 fue enviado a la ciudad de Roma, en donde  estudio la Licenciatura en Ciencias Bíblicas (Sagradas Escrituras), en el Pontificium Institutum Biblicum de Urbe Licenciatus In ReBiblica (21 de junio de 1996). Ha impartido diversos cursos en la Universidad Hebrea de Jerusalén, así como cursos de formación en la Universidad Católica de París.  Desde su regreso de Roma siempre ha estado en el Seminario, como Prefecto de Disciplina tanto de Filosofía (1996-1997) como de Teología (1997-2001), así como también maestro del Seminario y de la Escuela Bíblica «Verbum Vitae»; es autor del libro Sangre de la Nueva Alianza. A nivel diocesano ha sido Miembro de la Comisión del Clero, del Consejo de Consultores y del Consejo Presbiteral. Presidente de la Comisión para la Visita de las Reliquias del Beato Juan Pablo II y Presidente de la Comisión para la celebración de los 150 años de la fundación de la Diócesis. El 29 de diciembre del año 2001 el Padre Domingo Díaz Martínez, tomo posesión como párroco de la Parroquia Misterio de Pentecostés, ese mismo día  es nombrado Décimo sexto Rector P. Martín Lara Becerril.  El día 16 de Junio del 2012, en la Santa Iglesia Catedral, al finalizar la concelebración del primer aniversario de la llegada de Mons. Don Faustino Armendáriz Jiménez,  IX Obispo Diocesano. El mismo señor Obispo anuncio el nombramiento del P. Martín como Vicario General de la Diócesis.
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Directrices acerca de la Primera Comunión durante la Peregrinación a la Basílica de Guadalupe

La Dimensión de Catequesis, en lo que se refiere a la Primera Comunión de los niños, jóvenes y adultos en la Peregrinación a la Basílica de Guadalupe señala:
1.- En la Sagrada Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo en Persona, nuestra Pascua, Pan y Vino, que por su carne vivificadora y vivificada por el Espíritu Santo, da vida a los hombres… por lo cual, la Eucaristía aparece como fuente y cima de toda la Evangelización… y los fieles, marcados ya por el Bautismo y la Confirmación, se injertaron cumplidamente en el Cuerpo de Cristo por la celebración de la Eucaristía (PO. 5).
2.- Por tanto, la celebración de la Primera Comunión, debe enmarcarse dentro de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, de los cuales es cima y perfección, disponiendo a los creyentes a la edificación del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, y habilitándolos para la transformación de las realidades terrenas de modo que se hagan presentes en ellas el Reino de Dios.
3.- Para lograr una celebración digna y provechosa se pide a quienes van a recibir la Primera Comunión en la Peregrinación:
a) Contar con edad de 8 años en adelante, que esté bautizado y confirmado, y si es mayor, que no esté en unión ilegítima.
b) Recibir un curso de preparación el cual durará normalmente un año y se recomienda la catequesis escolarizada.
c) Para quienes son mayores y teniendo en cuenta su situación personal, el Párroco decidirá el tiempo de dicha preparación.
d) Presentar el comprobante de preparación sellado y firmado solo por el propio Párroco.
e) Participar junto con los papás y padrinos (si es posible) en las tres reflexiones que se ofrecen para ellos durante los tres días previos a la celebración, en el lugar de llegada, durante la peregrinación. (San Juan del Río, Polotitlán y Arroyo Zarco).
f) Entregar los siguientes datos para hacer su boleta de Primera Comunión (Nombre del Niño (a), Nombre de la Mamá y Papá; Nombre del Padrino o Madrina; copia de Acta de Bautismo).
4.- Si alguna persona tiene la inquietud de hacer la Primera Comunión y no cuenta con dicha preparación, sugiérase que se le prepare, y en la siguiente ocasión podrá hacerla con mayor provecho.
5.- Ningún otro Sacerdote, durante la peregrinación, solamente el Párroco, puede autorizar que alguno de sus fieles reciba la Primera Comunión.
6.- Por parte de la Dimensión de Catequesis, estará un equipo que ayudará en la preparación y organización en los días previos a la celebración. Ellos estarán para asesorar en cualquier duda que se tenga.
7.- En la peregrinación masculina, solo podrán hacer la primera comunión los varones, las niñas que se han preparado, la harán dentro de la romería femenina.
Pbro. Alejandro Sánchez Ruiz
Dimensión de Catequesis
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NombramientosNuestro señor Obispo D. Faustino Armendáriz Jiménez, expidió los siguientes Decretos con los cuales ha realizado los siguientes nombramientos:
Decreto mediante el cual nombro al Pbro. Ricardo Vargas Vázquez, Representante y Apoderado Legal de la Parroquia de Ntra. Sra. de los Dolores, Qro. A. R. apartir del día 18 de junio de 2012.
Decreto mediante el cual nombro al Pbro. Wenceslao Ferrusquía Navarrete, Párroco, Representante y Apoderado Legal de la Parroquia de San Agustín del Retablo, Qro. A.R. apartir del 9 de junio de 2012.
Decreto mediante el cual nombro al Pbro. Silverio Soto Rojas, Párroco, Representante y Apoderado Legal de la Parroquia del Espirítu Santo, Qro. A. R. apartir del 14 de junio de 2012.
Decreto mediante el cual nombro al Pbro. Héctor Alvarado Reséndiz, Párroco, Asociado, Ministro de Culto, Representante y Apoderado Legal de la parroquia de Ntra. Sra. de la Luz, Tancoyol, Qro. A. R. apartir del 15 de junio de 2012.
Decreto mediante el cual nombro al Pbro. Víctor Manuel Avendaño Jiménez, Administrador Parroquial en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Esperanza en Misión Sta. Sofía.
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Circulo BíblicoPbro. José Luis Salinas Ledesma
12° Domingo Ordinario Natividad de San Juan Bautista - Ciclo B
1. Lectura del texto: Lc 1,57-66.80
(Se pide la luz del Espíritu Santo)
Ven, Espíritu Santo, quiero que tú seas mi guía y mi aliento, mi fuego y mi viento, mi fuerza y mi luz.
Te necesito en mi noche, como una gran tea luminosa y ardiente, que me ayude a escudriñar las Escrituras.
Ven, Espíritu Santo, acompáñame en esta aventura y que se renueve la cara de mi vida ante el espejo de tu Palabra. Agua, fuego, viento, luz, ven, Espíritu Santo. Amén.
(Cada uno le en su Sagrada Escritura)
Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella. A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: «No. Su nombre será Juan». Ellos le decían: «Pero si ninguno de tus parientes se llama así». Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre».
Todos se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios. Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: «¿Qué va a ser de este niño?» Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él. El niño se iba desarrollando físicamente y su espíritu se iba fortaleciendo, y vivió en el desierto hasta el día en que se dio a conocer al pueblo de Israel. Palabra del Señor.
Repasar el texto leído
(Se pregunta a los participantes y responden leyendo los versículos en su Biblia)
¿Qué fue lo que oyeron los vecinos y parientes de Isabel? v.58 ¿Qué día fueron a circuncidad al niño? v.59a ¿Qué nombre le querían poner al niño? v.59b ¿Qué nombre le pusieron al niño? v.60 ¿Qué decía la gente? v.61 ¿Por qué preguntaron a señas al Padre? v.62 ¿Qué escribió en una tablilla Zacarías? v.63 ¿Cuál fue el milagro que ocurrió en Zacarías? v.64 ¿Qué sentimiento se apoderó de los vecinos y qué se comentaba? v.65 ¿Qué pregunta se hacía la gente? v.66 ¿Qué sucedía con el niño mientras crecía? v.80
Explicación del texto
El evangelista Lucas se preocupa de contar, al comienzo de su evangelio, la infancia de Juan el Bautista junto con la infancia de Jesús: un paralelismo literariamente bello y rico desde el punto de vista teológico. Cuando se le cumplió a Isabel el tiempo (v.57) dio a luz a Juan: este nacimiento es preludio del de Jesús. Un niño que anuncia la presencia de otro niño. El nombre de Juan es preludio de otro nombre: el de Jesús.
La maternidad de Isabel es un acontecimiento extraordinario, que preparará la maternidad de María. La misión de Juan nos anuncia la misión de Jesús. No debemos contraponer de una manera drástica la misión de Juan el Bautista a la de Jesús, como si la primera se caracterizara totalmente y de manera exclusive por la penitencia y la segunda por la alegría mesiánica. Se trata más bien de una única misión en dos tiempos, según el proyecto salvífico de Dios: dos tiempos de una única historia, que se desarrolla siguiendo ritmos alternos, aunque sincronizados.
2. Meditación del texto
(Cada participante puede compartir su reflexión personal)
Sabemos que la misión de Juan el Bautista fue sobre todo preparar el camino a Jesús. De ahí que valga la pena meditar sobre el deber de preparar la venida de Jesús tanto en las almas como en la historia. Es éste un deber que incumbe a cada verdadero creyente. Preparar es más que anunciar. Es preciso poner al servicio de Jesús y de su proyecto salvífico no sólo las palabras, sino toda la vida.
Desde esta perspectiva podemos captar el sentido de la presencia de Juan el Bautista en los comienzos de la historia evangélica: con su comportamiento penitencial, Juan quiso hacer comprender a sus contemporáneos que había llegado el tiempo de la gran decisión; la de estar del lado de Jesús o en contra de él. Con el bautismo de penitencia, Juan quería hacer comprender que había llegado el tiempo de cambiar de ruta, de invertir el sentido de la marcha, precisa y exclusivamente a causa de la inminente llegada del Mesías-Salvador. Con su predicación, Juan el Bautista quería sacudir la pereza y la indiferencia de demasiada gente de su tiempo, que de otro modo ni siquiera se habría dado cuenta de la presencia de una novedad desconcertante, como fue la de Jesús. Ahora bien, fue sobre todo con la entrega de la propia vida como Juan el Bautista prepara a sus contemporáneos para recibir a Jesús: precisamente para decirnos también a nosotros que no hay preparación auténtica para la acogida de Jesús si ésta no pasa a través de la entrega de nosotros mismos, en el anuncio de la verdad y hasta la entrega de la propia vida que es el camino de la Pascua.
3. Compromiso personal y comunitario
(Cada participante puede proponer compromisos personales y comunitarios)
ØComo creyentes hacer un examen de conciencia sobre los pecados capitales en especial el de soberbia y perezas, y buscar el sacramento de la confesión.
ØParticipar en la tarea evangelizadora de la Iglesia llevando el anuncio profético del evangelio en la misión permanente.
ØPedir por los matrimonios que no han podido engendrar hijos para que Dios les conceda plenitud de vida y si es su voluntad les otorgue un hijo.
ØA ejemplo de San Juan Bautista hacer algún sacrificio de penitencia como el ayuno y algún acto de humildad.
ØAsumir con alegría y entrega las responsabilidades que se me encomienden viendo en ellas la posibilidad de crecer más cada día.
4. Oración
(Se puede hacer alguna oración en voz alta donde participen quienes gusten dando gracias a Dios por la Palabra escuchada. Se puede recitar algún Salmo o alguna oración ya formulada)
Oh Dios de nuestros padres, Tú nos llamas a ser voz: concédenos reconocer tu Palabra, reconocer la única Palabra de vida eterna, para que anunciemos esta sola verdad a los hermanos.
Oh Dios de nuestros padres, Tú nos llamas a ser a ser «el amigo del esposo»: hazme solícito a preparar los corazones de los hombres, para que estén bien dispuestos para acogerlo.
Oh Dios de nuestros padres, Tú nos llamas a señalar al Cordero de Dios a los hombres, haz que nunca me ponga sobre él, sino que él crezca y yo disminuya. Amén.
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HACIA LOS 150 AÑOS DE NUESTRA DIÓCESIS 7 DE FEBRERO 1864 - 2014
El oficio de pastor del D. Ramón Camacho García
Por el año de 1880 el Mi. I. Sr. Cango. Don Francisco Figueroa compró el ex convento de la MM. Carmelitas, anexo al Templo perteneciente a ellas, dedicado al Santo Nombre de Jesús, llamado vulgarmente de las Teresitas, como cariñosamente se llamaba a dichas religiosas. Su nuevo dueño comenzó a reformar ese anexo para que sirviese como casa de ejercicios. Pero. Sabiendo que el Padre Rosas buscaba para su Seminario un edificio más amplio que el que ocupaba, se lo ofreció, generosamente como donativo. Aceptando el padre Rosas con gratitud, en 1883 se trasladó a él el Seminario, hechas algunas reformas, que luego continuaron para su nuevo destino. Con todo el Seminario tuvo ya un edificio amplio, de sólida construcción, austero y señorial. 
El lImo. señor Camacho desempeño ese oficio de la pastoral solicitud con todo el celo que le caracterizaba; arrastrando grandes padecimientos físicos y venciendo muchas dificultades que la topografía de la Diócesis de Querétaro ofrece para ser recorrida en toda su extensión. Pocas parroquias estaban comunicadas por carreteras, las mas solo contaban con malos caminos de herradura, practicables no en caballos, sino en mulas; para llegar a algunas era preciso caminar no pocas leguas a pie. Nada preocupaba tanto el celo del apostólico Prelado, corno el protestantismo.
Deseando arreglar su Seminario y poner la enseñanza en conveniente altura. Desde su ingreso al episcopado, se ocupo asiduamente de mejorar  todas las condiciones del Seminario Conciliar. El 31 de mayo de 1875 nombró al segundo Rector, Cura de la Parroquia de san Juan del Río. Tres años permaneció vacante el puesto de Rector del Seminario, durante los cuales el Pbro. Florencio Rosas continuó desempeñando el oficio de Vicerrector. Pero ya con funciones de Rector, quien dirigía el Seminario era propiamente el Ilmo. Sr. Camacho.
En junio de 1877, es nombrado Tercer Rector del Seminario, el Sr. Pbro. Florencio Rosas Arce. Durante cerca de treinta años dirigió el Seminario con solicitud verdaderamente paternal, hasta que renunció en 1906. (Nació el 23 de febrero de 1843- murió 27 de marzo de 1917). Desde que aceptó el cargo de Rector se dio a la tarea de procurar para los seminaristas la más perfecta formación exigida al que desea llegar a ser sacerdote. Con la aprobación del Sr. Camacho fue introduciendo reformas que, a su juicio eran indispensables para lograr la formación. Introdujo las vacaciones de los seminaristas en comunidad. Solicitó, pues, de un amigo suyo, don Juan de Dios Mota, propietario de la hacienda de El Zamorano, en compraventa, una fracción de tierra en que poder edificar la finca de vacaciones del Seminario. En el lugar que llamaban Potrero del Mexicano; más tarde le dio el nombre de santa María de Guadalupe, fue el lugar que escogió para edificar la finca de vacaciones.
Por el año de 1880 el Mi. I. Sr. Cango. Don Francisco Figueroa compró el ex convento de la MM. Carmelitas, anexo al Templo de «Teresitas». Sabiendo que el Padre Rosas buscaba para su Seminario se lo ofreció, generosamente como donativo. Aceptando el padre Rosas con gratitud, en 1883 se trasladó a él el Seminario. Con todo el Seminario tuvo ya un edificio amplio, de sólida construcción, austero y señorial. En la parte superior de su frente ostentaba en grandes caracteres la leyenda Seminario Tridentino.
La casa No. 1 de la calle de san Agustín, que dejó entonces el Seminario, se destino para colegio en que se habrían de formar profesionistas seglares, como hacía tiempo deseaba el padre Rosas y había logrado que aprobara el Ilmo. Sr. Don Ramón Camacho. El 23 de octubre de 1883, el Sr. Pbro. Florencio Rosas Arce benefició a la Diócesis con la fundación del Liceo Católico para la formación de jóvenes seglares que, sin vocación al estado sacerdotal, había permanecido en el Seminario, y estaban llamados a ser profesionistas o empleados que con una vida cristiana formaran hogares modelos.
El lImo. señor Camacho durante su episcopado ordeno treinta y seis sacerdotes, alumnos en su máxima parte del seminario: número en verdad muy reducido, si se atiende no al de las parroquias y vicarias de la Diócesis, sino a las grandes dificultades que para la administración opone la topografía de ella.
En el tiempo muy limitado que las atenciones episcopales le dejaban libre, el señor Camacho solía administrar el Sacramento de la Penitencia en su oratorio privado, y lo hacía con mas frecuencia en la visita episcopal. Todo el servicio doméstico del señor Camacho era, no sólo modesto sino humilde. Muebles de madera blanca, sillas de paja, retazos de alfombra, cama de un tablón, eran el menaje del palacio episcopal; usaba su ropa interior de tejido burdo del país y calzado bastante económico. No hacía uso del vino, ni de manjares exquisitos, su mesa era frugal y sana, aunque no miserable.
El señor Camacho había llegado al XV año de su episcopado sostenido únicamente por el temple de su corazón, por la energía de su alma, por la fuerza de su voluntad; pero agobiado su cuerpo bajo el peso de enfermedades largas y dolorosas, que habían sido agravadas por las incesantes labores de su ministerio pastoral. Este su estado doliente le hacia pensar desde mucho tiempo, en renunciar el episcopado: no por fatiga ni cansancio; no por proporcionarse descanso y bienestar para sus últimos años, sino porque temblaba al solo pensar que su incapacidad física le pusiera en el forzado caso de no cumplir con sus deberes con la exactitud que su delicada conciencia le inspiraba.
Desde entonces el laborioso Obispo tuvo que limitar sus fatigas a lo que su estado le permitía, en la ciudad episcopal.  Luchó con el mal, insistiendo en trabajar, mientras le fue físicamente posible; y puede decirse que de su humilde mesa de escritorio bajó a la tumba, que lo recibió en su regazo helado el 30 de julio de 1884.
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Cápsula de Liturgia
CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA PRINCIPIOS Y ORIENTACIONES CIUDAD DEL VATICANO 2002
La preciosísima Sangre de Cristo

177. La extraordinaria importancia de la Sangre salvadora ha hecho que su memoria tenga un lugar central y esencial en la celebración del misterio del culto: ante todo en el centro mismo de la asamblea eucarística, en la que la Iglesia eleva a Dios Padre, en acción de gracias, el «cáliz de la bendición» (1 Cor 10,16) y lo ofrece a los fieles como sacramento de verdadera y real «comunión con la sangre de Cristo» (1 Cor 10,16), y también en el curso del Año Litúrgico. La Iglesia conmemora el misterio de la Sangre, no sólo en la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Señor (jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad), sino también en otras muchas celebraciones, de manera que la memoria cultual de la Sangre que nos ha rescatado (cfr. 1 Pe 1,18) está presente durante todo el Año. Por ejemplo, en el Tiempo de Navidad, en las Vísperas, la Iglesia, dirigiéndose a Cristo canta: «Nos quoque, qui sancto tuo/ redempti sumus sanguine,/ ob diem natalis tui/ hymnum novum concinimus».
Pero sobre todo en el Triduo pascual, el valor y la eficacia redentora de la Sangre de Cristo son objeto de memoria y adoración constante. El Viernes Santo, durante la adoración de la Cruz, resuena el canto: «Mite corpus perforatur, sanguis unde profluit;/ terra, pontus, astra, mundus quo lavantur flumine!»; y en mismo día de Pascua: «Cuius corpus sanctissimum/ in ara crucis torridum,/ sed et cruorem roseum/ gustando, Deo vivimus»
En algunos lugares y Calendarios particulares, la fiesta de la preciosísima Sangre de Cristo se celebra todavía el 1 de Julio: en ella se recuerdan los títulos del Redentor.
178. La veneración de la Sangre de Cristo ha pasado del culto litúrgico a la piedad popular, en la que tiene un amplio espacio y numerosas expresiones. Entre éstas hay que recordar:
- la Corona de la preciosa Sangre de Cristo, en la que con lecturas bíblicas y oraciones son objeto de meditación piadosa «siete efusiones de sangre» de Cristo, explícita o implícitamente recordadas en los Evangelios: la sangre derramada en la circuncisión, en el huerto de los olivos, en la flagelación, en la coronación de espinas, en la subida al Monte Calvario, en la crucifixión, en el golpe de la lanza;
- las Letanías de la Sangre de Cristo: el formulario actual, aprobado por el Papa Juan XXIII el 24 de Febrero de 1960, se despliega desde un argumento en el que la línea histórico-salvífica es claramente visible y las referencias a pasajes bíblicos son numerosas;
- la Hora de adoración a la preciosa Sangre de Cristo, que adquiere una gran variedad de formas, pero con un único objetivo: la alabanza y la adoración de la Sangre de Cristo presente en la Eucaristía, el agradecimiento por los dones de la redención, la intercesión para alcanzar misericordia y perdón, la ofrenda de la Sangre preciosa por el bien de la Iglesia;
- el Vía Sanguinis: un ejercicio de piedad reciente que, por motivos antropológicos y culturales, ha tenido su origen en África, donde hoy está particularmente extendido entre las comunidades cristianas. En el Vía Sanguinis los fieles, avanzando de un lugar a otro como en el Vía Crucis, reviven los diversos momentos en los que el Señor Jesús derramó su sangre por nuestra salvación.
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DE PARROQUIA EN PARROQUIA
Pbro. Reynaldo Huerta Cerna deparroquiaenparroquia@hotmail.com
San Pedro Apóstol, Escanela, Municipio de Pinal de Amoles, Qro. (Primera de 2 partes)
Escanela es una comunidad que en su población y en su infraestructura, ha crecido jamás. Pudiéramos afirmar que se encuentra tal cual, como se fundó en el penúltimo año del siglo XVI (1599). Esta fecha de la fundación del pueblo se encuentra en una placa ubicada en el pequeño atrio del templo parroquial.

Mientras llegaba el señor Cura, porque según se me informó, se había ido a realizar unas confesiones a la vecina parroquia de Jalpan, ya que en pocos días habría «Primeras Comuniones», y el padre Fidencio Servín lo invitó para que le ayudara. Bueno, pues mientras retornaba el padre Margarito, me puse a revisar todas las áreas de este monumento histórico. Me encontré con una placa que resalta la estancia del Presbítero Bachiller Don Mariano Matamoros, quien desde 1803 a 1806 fungió en esta comunidad como «Vicario Pedáneo».
La parroquia, como tal, inició en el año de 1614, siendo su primer párroco el licenciado Luis Escalera Navarro. A partir de esa fecha se suceden una serie de 42 párrocos que vivieron en la comunidad de Escanela, todos ellos nombrados por los virreyes de la Nueva España, en coordinación con los excelentísimos arzobispos de la sede metropolitana de México. A partir de 1770 la sede parroquial es cambiada al poblado de Pinal de Amoles, pero bajo el título de «Parroquia de San Pedro Escanela».
Existen voces que claman porque el cambio de residencia parroquial se dio hasta el año de 1871. Ese dato es correcto en cuanto que en esa fecha se hizo oficial el cambio, pero los sacerdotes párrocos residían en Pinal de Amoles desde 1770. Solo así se explica por qué el padre Mariano Matamoros fuera nombrado «Vicario Pedáneo» residente en Escanela en 1803, título que significa «de menuda importancia» o «vicario de un pueblo pequeño o una aldea».
El 16 de enero de 1872 el Ilustrísimo señor Doctor Don Ramón Camacho García, segundo obispo de Querétaro (1869 – 1884), decreta la erección de la Vicaría Fija de Nuestra Señora de Guadalupe de Ahuacatlán, dependiente del curato de Escanela, el cual tenía su residencia, como ya dijimos, en Pinal de Amoles desde hacía un siglo. El primer Vicario se dio a la tarea de construir el enorme templo que se dedicó a Nuestra Señora de Guadalupe.
La parroquia de Ahuacatlán, que hasta esa fecha era mencionada como «Misión de Ahuacatlán de Guadalupe», inicia como parroquia hasta el 29 de septiembre de 1940 por el decreto que emitió el Excelentísimo Señor Obispo de Querétaro Don Marciano Tinajero y Estrada, siendo su primer párroco el padre José Antonio Guzmán. En el año de 1887 sucede un desastre con causa humana, un error de cálculo arquitectónico. Lo que pasó fue que el señor Cura Don Tomás López, junto con el vecindario de San Pedro Escanela, pretendieron elevar el techo del templo. Cuando iban a concluir la obra, se dieron cuenta de que se habían provocado profundas cuarteaduras en las paredes, lo cual traía un grave peligro de derrumbe de la estructura. Decidieron derribar todo y construirlo nuevamente, perdiendo así 278 años de antigüedad. La nueva obra del templo avanzó lentamente, ya que fue hasta 1925 cuando se terminó el actual templo parroquial.
En el año de 1969, precisamente el 10 de marzo, se erige con el rango de Parroquia, la comunidad de Pinal de Amoles con el título de «San José». Este hecho histórico extingue el rango de Parroquia que pertenecía a San Pedro Escanela, y expresamente se le da a esta comunidad el título de «Vicaría Residencial», totalmente dependiente de la nueva parroquia de Pinal de Amoles. O sea que, se oficializa la situación que prevalecía por casi 2 siglos: la parroquia original ahora depende de la que fue una de sus comunidades sufragáneas. El padre Mauro Hernández Moreno fue oficialmente el último párroco de Escanela y el primero de la nueva parroquia de San José de Pinal de Amoles. Con este hecho histórico se terminan los 355 años en los que Escanela fue parroquia en la primera etapa.
En la época de transición entre la primera parroquia de Escanela, hasta la segunda época en la que se le devolvió su rango parroquial, estos fueron los Señores Vicarios Residenciales: 1) Pbro. Carlos Morales del marzo 29 de 1969 al 26 de septiembre de 1970. 2) Pbro. José Guadalupe Guerrero del 4 de octubre de 1970 al 16 de mayo de 1971. 3) Pbro. Julián Reséndiz del 18 de julio de 1971 al 17 de marzo de 1976. 4) Pbro. Manuel López Arellano del 21 de marzo de 1976 al 2 de mayo de 1980. Siendo Vicario Residencial el padre Manuel López, el 3 de mayo de 1980, Escanela «resucita como parroquia» e inicia el segundo periodo con este rango. Siendo él, el padre Manuel, su primer párroco en el segundo periodo, y el número 93 desde que inició la primera época de Escanela como parroquia.
Las causas de esta singular situación se atribuyen a que en un principio hubo una bonanza en las minas de plata que se descubrieron en Escanela a finales del siglo XVI. Bonanza que en el siglo XVIII se disminuyó a su mínima expresión, circunstancia que casi determina que la población se acercara a cero habitantes. Otra circunstancia es lo lejano y apartado de esta región, lo cual potencia su aislamiento y la retira de su pasado glorioso pero real. Tan real que su nombre todavía se conserva en la memoria histórica con cierta añoranza como «Real de Minas de San Pedro Escanela» ( CONTINUARÁ).