miércoles, 27 de febrero de 2013

Comunión, 3 de marzo de 2013, 785

PDF CQ 785 en este enalce te ofrecemos Semanario Comuniòn en PDF para que puedas leer mejor la informacion que te hacemos llegar.
____________________________________________

«Gracias, Santo Padre»
Dice el poeta que lo bueno si breve, dos veces bueno. Y es que estos ocho años, Santo Padre, nos han sabido a poco. Después del gran Juan Pablo II, una persona dinámica y con un gran carisma, Dios Padre, nos regaló a su persona para regir los destinos de la Iglesia en este comienzo del tercer milenio.

Tras una tímida sonrisa se escondía un enorme teólogo y un padre amoroso. No tenía los dones de su antecesor, pero en su vasija de barro encerraba un gran tesoro. Un Papa sorprendente, con una primera encíclica dedicada a reflexionar sobre el Amor. ¡Sabía Benedicto, que ésta era la asignatura pendiente de la Iglesia! El Amor es el arma del cristiano y muchos nos habíamos dejado seducir por otras soluciones. Tres de los ocho años dedicados, a San Pablo el gran Apóstol converso, a los sacerdotes (otra sorpresa de nuestro Papa. ¡Bien sabía de la necesidad de sacerdotes santos que viviesen el Amor, configurados con Cristo!), y un tercer año, en el que nos encontramos, para que la Iglesia renueve su Fe y la fortalezca.

No tuvo reparo en viajar a Sídney para buscar a los jóvenes en cualquier rincón del mundo. Viajó a EE.UU y a Cuba, a Benín y a Alemania, peregrinó a Santiago y fue a Londres. Nos mostró a San Juan María Vianney, al Cardenal Newman o a San Juan de Ávila, como maestros y ejemplos «nuevos» de esa renovación de la Iglesia.

Tendió la mano con fuerza a anglicanos y lefebvristas, sufrió con los pecados de la Iglesia y con las incomprensiones en Austria o Alemania, por la Iglesia perseguida en China o en los países islámicos. Tendió puentes a la sociedad, a la cultura, a la Universidad de la que formó parte, acogió a los que fueron víctimas de los pecados de la propia Iglesia y amonestó a todos desde la caridad, pues este fue el timón de su vida. Repasó desde las figuras primeras del cristianismo hasta los Padres de la Iglesia, en sus audiencias de los miércoles y nos regaló tres preciosas joyas sobre Jesús de Nazaret.

Todo ello, sin dejar de atender los compromisos propios de un jefe de estado, atendiendo visitas institucionales de todo tipo: presidentes de gobierno, instituciones, congregaciones y personas particulares. Sólo una vida que está injertada en Cristo es capaz de dar tanto fruto. Solo desde el paulino «no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» es posible afrontar con solvencia tanto trabajo.

Hoy, habiendo recorrido su carrera, viéndose próximo a la meta y prisionero de sus años y achaques nos ofrece la última lección. Con humildad y prudencia, después de haber predicado a Cristo, se retira como el Bautista, para que sea otro el que continúe al frente del Primado de Pedro, con la certeza en las palabras de Cristo: «Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no la derrotará»

Solo me queda Santo Padre, darle las gracias por una vida tan fecunda y que tantos frutos ha dado y pedirle humildemente perdón porque con mis torpes pecados he contribuido a manchar la Iglesia que con tanto cariño usted se afanó en limpiar.
Por David Llena

_________________________________________________

LA VOZ DE NUESTRO SEÑOR OBISPO

† Faustino Armendáriz Jiménez.
IX Obispo de Querétaro

Hoy, una nueva oportunidad
Del Santo Evangelio Según San Lucas 13, 1-9

En este trozo del evangelio Jesús niega de manera contundente la idea de que las desgracias que le suceden al hombre son siempre castigo de Dios diciendo “ciertamente que no”, además de hablar de la necesidad de dar frutos delante de Él, pero al mismo tiempo dando una nueva oportunidad al que lo necesite.

Entre los judíos era muy ordinario creer que las desgracias personales, las situaciones críticas como catástrofes o enfermedades eran castigos de Dios por los pecados cometidos. Era una manera de pensar que favorecía a las clases pudientes, que se daban el lujo de presentar su bienestar como una bendición de Dios. Sin embargo Jesús aprovecha dos sucesos dramáticos para la comunidad recientes, para dar una luz y que se entienda que tales desgracias no las quiere Dios, no es su voluntad, y no significa que eso les suceda a las personas porque son más pecadores que otros.

Al mismo tiempo el Señor llama a la reflexión y a hacer una lectura de las situaciones difíciles como una oportunidad que Dios da para transformar la vida recorriendo un camino de conversión, donde como hijos de Dios vivamos la experiencia de total dependencia de Nuestro Señor. Dios nos habla a través de la historia, no para que la juzguemos, los hechos y las personas de manera banal, sino para que aprendamos a discernir los signos de los tiempos, por más pequeños que estos hechos sean catalogados; signos de los tiempos que como nos exhorta el Concilio, hay que “interpretarlos a la luz del evangelio”. No es cuestión de opiniones.

En medio de la experiencia de ser testigos de tantos acontecimientos que puedan abrumar a la humanidad, vale la pena detenerse, asumiendo la provocación que nos hace la parábola de la higuera a donde el labriego va a buscar frutos. Al no encontrar frutos, da orden de cortarla. ¿Para qué ocupa lugar? Sin embargo el mayordomo intercede: Déjala, Señor, un año más. Yo cavaré alrededor y echaré abono, a ver si da fruto. Si no, entonces la cortarás. Inquieta el saber que esa higuera soy yo, cada uno de nosotros. ¿Habrá encontrado el Señor frutos en mí? ¿Tendré razón en ocupar un lugar sobre la tierra?

Cada uno de nosotros tenemos la respuesta. Pero también tenemos la seguridad de que Dios, en su paciencia, nos sigue dando oportunidades, como lo señala el Salmo 102: “el Señor es paciente y misericordioso… no nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas”. Tiene que llegar un momento en que el amor exija cuentas.

Podemos decirle al Señor: “no te apartes de mí lado Señor, porque solo contigo puedo hacerlo”. Creo que así oran, creen y ponen en práctica su fe, el grupo de hermanas que encontré en el Hospital General. Fui hoy a saludar a hermanos que hayan perdido un ser querido, cuando miro que entran los miembros del grupo a la amplia sala y repleta de personas, ofreciendo comida para quienes esperan noticias de sus enfermos; la mayoría, si no todos, de escasos recursos. Una larga fila se forma inmediatamente (era medio día) y cada quien recibe el fruto del amor de quienes con tanto cariño buscan ser higueras que den fruto en los campos de Dios, allí en medio de la necesidad, del dolor y de la esperanza. Son detalles que revierten los ambientes de indiferencia ante el dolor de los demás, y que ayudan a hacer una lectura más esperanzadora de una realidad que tenemos que tocar y no sólo mirarla de detrás de nuestro concienzudos análisis de la realidad, y que allí están, y en no pocas ocasiones quedan en las estadísticas.

Dios nos da hoy una nueva oportunidad de dar frutos, en el marco del Año de la Fe. Una fe, como la de aquellas hermanas, de una comunidad católica, que se traduzca en obras.

¡Damos gracias a Dios por el testimonio de servicio y generosidad de Su Santidad Benedicto XVI! Unámonos en oración para que el Señor lo siga fortaleciendo.

_________________________________________________

SIGNOS VITALES

P. Gabino Tepetate Hernández gabino_th@hotmail.com

La cuaresma tiempo de conversión para renovar la fe, la esperanza y la caridad
Sin fe no hay esperanza y sin fe y esperanza no hay caridad, estas virtudes la fe, esperanza y caridad son elementos teológicos íntimamente relacionados y presupuesto básico de una autentica vida cristiana, don de Dios y búsqueda continua y permanente en el proceso de la conversión.

El llamado a la conversión es la nota característica de este tiempo litúrgico de la cuaresma que en la pedagogía de la fe y como parte de la tradición de la Iglesia cada año nos prepara a la celebración solemne del Misterio más importante y central de nuestra fe, el Misterio Pascual de Jesucristo.

La conversión personal, ciertamente, es primordial y fundamental, sin la cual no se pueden dar otros tipos de conversiones, como la conversión social y de mecanismos o sistemas de opresión, manipulación e impunidad. Por lo tanto, sólo y únicamente el aspecto personal no agota el alcance y toda la dimensión de la conversión en la vida del hombre, de ahí la necesidad de buscar, favorecer y colaborar en el aspecto de la conversión social y también de la transformación de estructuras por otras que mejor ayuden en la organización, desarrollo y bienestar de la vida común de la sociedad y de la Iglesia.

Acerca de la fe, el Papa Benedicto nos pone en alerta para no considerarla «como un presupuesto obvio de la vida común» porque «Mientras en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas». (Puerta de la fe No. 2).


El don de la fe nos pone en una actitud activa de esperanza que nos lleva a comprometernos con las implicaciones sociales de la fe, por medio de una caridad que se traduce en obras, como dice el Apóstol Santiago al hacer referencia acerca de la relación entre la fe y las obras: «Así también la fe, si no tiene obras, esta realmente muerta.» (St. 2, 17). También al respecto su Santidad el Papa Benedicto XVI nos enseña que «La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda». (Puerta de la Fe No. 14).


Por lo tanto, en nuestro proceso de conversión se trata de fortalecer la fe que es la que reaviva la esperanza y nos impulsa a la caridad porque no hay un principio de conversión sin arrepentirnos de nuestros pecados y creer en la oferta divina. Descuidar la fe, la confianza filial en el Dios de la Vida, el desánimo, la resignación y la derrota se da por anticipada, se pierde la.
Esperanza y se cae en la apatía, se renuncia e incluso se rechaza todo compromiso para ser signos e instrumentos en el proyecto del Reino de Dios.

El Año de la Fe para toda la Iglesia en el mundo y el Año de la Pastoral Social en nuestra Diócesis nos apremian a proponer lo que como Iglesia tenemos como lo más valioso, nuestra fe en Jesucristo y su mensaje de Vida para una nueva sociedad y una Iglesia que en este tiempo de la Cuaresma y permanentemente se renueva en su fe, esperanza y caridad.

Los niños, los jóvenes y los adultos, cada persona y todos juntos por nuestra fe en Jesucristo y nuestras obras de caridad, de amor, tenemos que ser signos de esperanza, vocación genuina de nosotros como cristianos.
Dios los bendiga.


_________________________________________________


Sorteo del Orden de los Decanatos para la 123 Peregrinación de Querétaro al Tepeyac

En la comunidad de El Vegil, Huimilpan, se reunieron más de 5,000 peregrinos de Querétaro con Mons. Faustino Armendáriz Jiménez para realizar el Sorteo del Orden por Decanato para la 123 Peregrinación a pie de Queretaro al Tepeyac…

El orden ha quedado así:
1. Decanato de San Pedro (La Cañada)

2. Decanato San Juan del Río

3. Decanato de Santa Ana

4. Decanato de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano

5. Decanato Sierra de Queretaro

6. Decanato de Nuestra Señora de El Pueblito

7. Decanato de Santa Rosa de Lima

8. Decanato del Santo Niño de la Salud

9. Decanato de Santiago Apóstol

10. Decanato de Santa María (Amealco)

11. Decanato San Miguel Arcangel

12. Decanato Sierra de Guanajuato.

_________________________________________________


Instrucción Litúrgica - Pastoral sobre la Sede Vacante

Atendiendo a la petición del Señor Obispo Faustino Armendáriz Jiménez, comparto esta Instrucción Litúrgico – Pastoral sobre la Sede Vacante, con el fin de unirnos en comunión con la Iglesia Universal en este momento histórico de salvación, clarificando algunas cuestiones prácticas en la vida y en la celebración de la Iglesia.

‘Sede vacante’ es una expresión utilizada para significar que la cátedra de la Iglesia Universal o de una Iglesia Particular (diócesis) está vacía.

Un caso particular es la Sede Apostólica vacante, o sea, el período que transcurre después de la renuncia o muerte del Romano Pontífice (Papa) y la elección de su sucesor, por parte del Colegio Cardenalicio en el cónclave. En este caso permanece privada de su propia cabeza la Diócesis de Roma y, en consecuencia, toda la Iglesia Católica.

En el caso del Papa, la sede vacante está regulada por la primera parte de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis de Juan Pablo II, promulgada el 22 de febrero de 1996. Recientemente, el Papa Benedicto XVI, con el Motu Proprio Normas Nonnullas, del 22 de febrero de 2013, especificó algunas normas de esta Constitución.

Como es sabido por todos, el próximo día 28 a las 20.00 horas, quedará vacante la sede de Roma por la renuncia de nuestro amado Papa Benedicto XVI. Expresamos de todo corazón nuestro agradecimiento al Supremo Pastor de la Iglesia, Jesucristo, por la persona y el luminoso ministerio de su Santidad, el Papa Benedicto XVI.

Durante el tiempo de sede vacante en la vida pastoral de la Diócesis de Querétaro se tendrán en cuenta las siguientes indicaciones:

1. Desde el momento de la sede vacante, hasta después de conocido el nombre del nuevo Papa, se omitirá en las Plegarias Eucarísticas, la fórmula que expresa la comunión con el nombre del Papa y únicamente se mencionará al Obispo diocesano.

2.Tampoco se nombrará al Papa en el rezo de la Liturgia de las Horas, ni en ninguna otra oración.

3. Con la autorización del Ordinario del Lugar se podrá celebrar la Misa «Para elegir un Papa» como se encuentra en el Misal Romano, a excepción de los días Domingos y Solemnidades.

4. En todas la Misas, de las demás celebraciones, y en el rezo de la Liturgia de las Horas y otras oraciones se hará una petición por el próximo Papa y por los Cardenales que tienen la encomienda de elegirlo.

5. Donde se tiene la adoración Eucarística pídase por esta intención.

6. Los religiosos(as) de vida contemplativa presenten su ferviente oración por esta intención.

7. Todos los fieles de esta Diócesis, de modo particular, oren por el próximo Sucesor de San Pedro; especialmente los enfermos ofrezcan sus dolores y sufrimientos por la Iglesia.

8. Como una señal de gratitud y amor al actual Papa Benedicto XVI, el día 28 de febrero a las 13.00 horas, en todos los templos dense 40 (signo bíblico) toques lentos pero fuertes de la campana mayor y, también como un signo propio de espera y preparación para recibir al nuevo Romano Pontífice.

Cuando ya se conozca la elección del nuevo Papa:

1. Todas las campanas de la Diócesis serán echadas a vuelo, expresión de la alegría de toda la Iglesia.

2. En la Plegaria Eucarística y en las oraciones que así lo establecen se nombrará al nuevo Romano Pontífice, Sucesor de Pedro y Vicario de Jesucristo.

3. En su oportunidad se anunciarán las Misas de acción de gracias.
Nos encomendamos a Dios Providente, por intercesión de María Santísima, en este momento santísimo de la Iglesia, con la seguridad que Dios, nuestro Padre, nos dará el Papa que necesitamos, a fin de llevar a cabo la tarea de la Nueva Evangelización.


Ciudad episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., a 25 de febrero de 2013.
Pbro. Lic. J. Guadalupe Martínez Osornio
Presidente Diocesano de la Comisión para la Pastoral Litúrgica

__________________________________________________

Los años difíciles (1911-1936)
El Fin de la Persecución:

Sobre el cambio inexplicable de la política antirreligiosa de Cárdenas, la explicación más profunda, detallada y concluyente, es la que leo en «América peligra», de Salvador Borrego. La Persecución iba viento en popa, y repentinamente cesó... ¿Por qué? He aquí la explicación de Borrego, copiada íntegramente de las páginas 529-531 de su obra:
«Cuando Cárdenas, en los 3 primeros años de su sexenio, daba su gobierno clara inclinación pro-comunista, y cerraba Templos y colegios católicos, varios obispos fueron desterrados a los Estados Unidos. Uno de ellos, monseñor José de Jesús Manríquez y Zárate, obispo de Huejutla, se hallaba en San Antonio, Texas, e invitó a José Vasconcelos a que participara en un esfuerzo común para rescatar a México del grupo marxista.

Vasconcelos se trasladó a Nueva Orleans, y vio que muchos sacerdotes mexicanos y norteamericanos creían entusiastamente en la posibilidad de que un movimiento rebelde triunfara en corto plazo. Se alegaba que la posición de Cárdenas, transitoriamente reforzada con su golpe contra Calles, se estaba deteriorando rápidamente, conforme iba identificándose como marxista e impulsor de la agitación que destrozaba la economía nacional. El obispo Manríquez y Zárate tenía informes de que varios generales se rebelarían contra Cárdenas.

Mientras se hacían planes, otros sucesos internacionales imprevistos se hallaban en marcha, y por caminos insospechados iban a frenar la lucha anticatólica en México. Resulta que el comunismo estaba perdiendo la guerra en España (Guerra Civil Española), y que Hitler había desafiado al movimiento marxista-judío y levantaba grandes fuerzas para combatirlo. Todos los regímenes masónicos comenzaron a ser alineados en una alianza mundial para enfrentarse al Eje antibolchevique Roma-Berlín-Tokio. Utilizar a los pueblos occidentales -cristianos y demócratas- en una lucha a favor del marxismo, entrañaba grandes dificultades, y por tanto el presidente Roosevelt y su camarilla se dedicaron a confeccionar la engañosa bandera de que lucharía para salvar a tres instituciones básicas: la religión, la democracia y la buena fe internacional. Y, si se iba a enarbolar esa bandera, era inoportuno que en Occidente se libraran campañas antirreligiosas de índole comunista. La que se desarrollaba en México debía aplazarse.

De esta manera México iba a resultar súbitamente favorecido. El Departamento de Estado norteamericano intervino en el conflicto religioso, y naturalmente los arrestos «desfanatizadores» de Cárdenas se enfriaron instantáneamente. Lo que no había logrado la voluntad de su pueblo en muchos años de lucha, lo conseguía una voz allende la frontera.

Los obispos desterrados se enteraron con sorpresa de que estaba ocurriendo un cambio, conforme se iniciaban pláticas de arreglo en Washington. «Convencidos en Roma de que el gobierno de México sólo toma en cuenta el criterio de la Casa Blanca -escribió Vasconcelos.- era lógico que los asuntos de la Iglesia mexicana se tratasen en Washington y no en la antigua Tenochtitlán».

Desde luego Cárdenas dio media vuelta y se convirtió en «tolerante», los obispos desterrados comenzaron a regresar, monseñor Luis María Martínez Rodríguez fue nombrado nuevo Arzobispo de México, y paulatinamente comenzaron a funcionar seminarios y templos que habían sido clausurados. Todas las leyes anticatólicas anteriores a Cárdenas, así como las adiciones hechas por éste, fueron quedando sin aplicación, aunque vigentes.

Agrega Vasconcelos que el cardenismo habló de triunfo porque monseñor Ruiz Flores fue privado de su categoría de Delegado Apostólico, y que numerosos católicos creyeron haber sufrido una derrota. Pero en realidad no triunfó Cárdenas, porque tuvo que frenar toda su campaña comunista, ni triunfaron los católicos, porque todas las leyes contra ellos quedaron en vigor, aunque no aplicadas. Fue nuevamente un armisticio, una lucha diferida hacia el futuro, que aún está pendiente y que habrá de reanudarse en cuanto la Masonería Internacional se sienta en posición firme para dar la voz de marcha.»Se recomienda investigar Biografía de Ramón López Velarde.

«Modus Vivendi»
La paz iniciada por Cárdenas no pudo ser consolidada en su periodo a causa de los problemas que aún generaban los enfrentamientos derivados de su política educativa y agraria. En las ciudades eran también frecuentes los conflictos entre las asociaciones de trabajadores y obreros abanderadas en el comunismo y los grupos de derecha que comenzaban a conformarse políticamente.

El asunto religioso dejó de ser un problema nacional con el desvanecimiento del anticlericalismo como política de estado, y al irse normalizando la impartición de cultos, motivo que generó los alzamientos cristeros desde 1926, los reducidos combatientes de «La Segunda Cristiada» cayeron uno a uno vistos como bandoleros y condenados por la Iglesia. Sobre el conflicto cristero pueden surgir una infinidad de interpretaciones: para algunos se trata de un evento glorioso, para otros el levantamiento resulta reprobable. Puede hablarse de ideologías encontradas ya sea por convicción o por manipulación, pueden mencionarse nombres de hombres y mujeres martirizados por uno y por otro bando, puede reprobarse o justificarse esta guerra, pero nunca ser indiferentes, pues al final, quienes que cayeron en combate y los que les sobrevivieron, fueron todos mexicanos.

En 1939 era Cárdenas quien debía ejercer el más delicado de los arbitrios presidenciales. La sucesión presidencial era la prueba de fuego para México. Cárdenas apoya a Manuel Ávila Camacho, que era indiscutiblemente de temperamento y de tendencia conservadora. Los problemas con los que inició su gobierno Ávila Camacho no era sencillos: la situación internacional era muy tensa por la Segunda Guerra Mundial e internamente no se estaba de acuerdo con la educación socialista implantada por Cárdenas. El paso más importante dado por Ávila Camacho fue reconocer en publico sus sentimientos religiosos, lo que permitió que cada ciudadano hiciera los mismo. Ningún presidente de México se había atrevido a declarar públicamente su filiación religiosa, en 1940 Ávila Camacho había confesado a la revista Hoy: «Soy creyente... pero ser católico no es ser clerical, ni fanático. Soy católico por origen, por sentimiento moral». Nadie leyó las salvedades sino la afirmación. La frase conquistó muchísimo. Para la izquierda aquella declaración era un error: no cabía ser tolerante con quienes formaban en los niños y en la juventud una conciencia contrarrevolucionaria. Pero la opinión, en su conjunto, la recibió con alivio: representaba el principio de reconciliación entre el Estado revolucionario y la Iglesia católica. El Clero orientaba de forma mas libre a sus fieles y continuamente los exhortaba a unirse en las labores de la patria, como lo hace notar las declaraciónes en voz del Arzobispo de México D. Luis María Martínez, quien instruyó a la grey: «Es deber de los católicos, como ciudadanos, cooperar sincera y eficazmente con el gobierno». Así la Iglesia se convirtió en una mediadora que reforzaría los vínculos entre los ciudadanos y el poder público, es decir permitió la unidad nacional.

«Tú violas la Constitución un poquito» habría dicho el Estado. «Yo me hago de la vista gorda con los artículos anticlericales de la Constitución» habría respondido la Iglesia. Si se observa detenidamente el proceso de reconciliación Iglesia-Estado en México, no solo sirve pare terminar con las propias tensiones. El gobierno es tolerante con aquellos que callan cualquier tema que pudiera ser objeto de crítica, la jerarquía eclesiástica lo comprende y lo lleva a cabo; la autocensura o la imposición del silencio se lleva a cabo por los obispos; calla las injusticias en las que viven cientos de mexicanos. Este periodo se caracteriza también por el aumento del proceso de secularización, sectores como indígenas, campesinos, obreros y estudiantes se alejan rápidamente de la Iglesia, la población cada día vive alejada de la Iglesia y Dios. Además, se pretendía continuamente combatir el protestantismo y comunismo, al grado de que se origina el discurso: «Cristianismo sí, comunismo no». Las procesiones y manifestaciones religiosas volvieron a salir a la calle.

Una prueba adicional de buena fe (y de fe sin más) por parte del gobierno fue la reforma al controvertido artículo 3° constitucional. Ocurrió en un momento tardío del régimen (diciembre de 1945) y a ella contribuyó no poco la presión y las ideas del PAN. Por Manuel Gómez Morin. Las enmiendas definitivas no llenaron todas las expectativas del PAN (que se hubiese ido al extremo opuesto, suprimiendo la obligatoriedad del laicismo), pero abolieron la cláusula «socialista» y «desfanatizante»: La educación pasó a ser «democrática y nacional». El estilo personal de Ávila Camacho había dado buenos resultados: paz con el exterior, orden en el interior, progreso en las ciudades. Una sensata política de conciliación presidía las relaciones con la Iglesia. México despertaba con el tónico vientecillo de un fresco mañanero y se pondrá a caminar. Hará carreteras, más presas, otras escuelas.